Editorial – Los desafíos de un tiempo que nos apura

MAR DEL PLATA: FIN DE ÉPOCA

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El escenario político de la ciudad se presenta especialmente dinámico de cara a los comicios que se avecinan.Quienes pretendan gobernarla deberán saber que ya no alcanza con hablar de proyectos de crecimiento –que siempre son bienvenidos y deben estar en la agenda de los dirigentes- sino que la gente reclamará sobre cuestiones concretas, muchas de ellas ya de larga data, que suponen problemas que hasta el momento no han encontrado soluciones y ya se convierten en verdaderos padecimientos ciudadanos.

La inseguridad sigue ocupando cómodamente el primer lugar, pero a ella hay que agregarle ahora dos fantasmas que llegan del pasado y que parecen no querer abandonar nunca a la sociedad argentina: el desempleo y la inflación.
Muchos podrán sostener, y seguramente con razón, que las medidas que reviertan estas tendencias negativas no dependen de una administración comunal.
Sin embargo el humor social suele “poner todo en la misma bolsa” y la gente exigirá de los postulantes al sillón de Luro e Hipólito Yrigoyen que al menos se pronuncien sobre ambos fenómenos.
Con respecto al crecimiento de la delincuencia, el escenario exigirá de quienes pretendan arrebatar al actual oficialismo la administración comunal la capacidad para presentar planes de acción que superen las políticas de saturación –siempre maquilladas con el agobiante naranja del sciolismo- ya que las mismas poco y nada han aportado a resolver la cuestión de fondo.
Seguridad, trabajo y estabilidad serán entonces los temas a discutir, en el contexto de una sociedad que no se atreve aún a comprender que estamos frente a un fin de época que requerirá de todos nosotros la valentía de saber cuales cosas del pasado ya no pueden volver y como serán entonces las características del nuevo tiempo.

¿Están nuestros dirigentes capacitados para entenderlo?, ¿amanecen los liderazgos capaces de guiarnos en la transición?.
Estas son apenas dos de las preguntas y desafíos que supone este nuevo tiempo.
La historia reciente no juega a favor de esperar una Mar del Plata a la altura de los nuevos tiempos. Las últimas décadas han sido “ricas” en fracasos, debates estériles y negaciones de la realidad.
Así envejeció la oferta turística, se desvaneció la otrora pujante industria textil y la pesca ingresó en un espiral decadente del que ya parece no va a salir más. Contando viejas glorias desechamos nuevas oportunidades; y en eso mucho tuvo que ver una clase política enroscada en la mediocre lucha palaciega por el poder.
Para revertir esta situación hace falta mucho más que un slogan, un afiche o un spot televisivo.
Y el escenario no abona demasiado el optimismo…