La Biblia y el calefón insisten en convivir entre nosotros

Los ciudadanos observan incrédulos las negociaciones políticas que hoy parecen querer subir a un mismo carro a dirigentes hasta ayer irreconciliables.

La noticia de una posible alianza entre Vilma Baragiola y Carlos Arroyo ha sacudido el ya de por sí convulsionado ambiente político de la ciudad, ya que hasta no hace mucho semejante entente era ciertamente impensada.

¿Qué puede llevar a dos políticos de pensamientos diametralmente opuestos desde lo ideológico a intentar un camino en común cuando se trata nada menos que de gobernar la ciudad?.

¿Cómo pueden comulgar dos proyectos que también en lo personal tiene destino de inevitable confrontación?. ¿Cederá alguno de ellos su inocultable vocación de llegar al sillón principal en beneficio del otro?. ¿Competirán en las PASO?, ¿llevarán listas comunes?.

¿Cómo resolverán lo referente a las listas distritales si ambos acordarían a partir de agrupaciones vecinales, ya que no aparece hoy como posible que la UCR acompañe a Vilma en esta nueva versión de su proyecto político?.

Y es aquí donde surge entre bambalinas la pregunta liminar…¿está Massa detrás de esta nueva alternativa?…¿tal vez Macri?.

Aunque pareciera faltar aún un trecho largo para que la versión deje de serlo para convertirse en realidad, hay algo que sin embargo es inocultable: lo que se discute hoy en la oposición es un proyecto de poder y no un modelo ciudadano que pretenda la construcción de algo distinto a lo ya existente.

Mar del Plata tiene muchas cosas que resolver y otras tantas que decidir; y ello pareciera estar ausente del debate en este y otros tantos espacios políticos locales.

Porque “del otro lado” también las versiones se multiplican.

Que Cheppi y Pulti se reunieron en Buenos Aires y acordaron competir en agosto próximo dentro del espacio del Frente para la Victoria bajando los decibeles de un enfrentamiento personal que ya se ha convertido en un clásico…

Que en el Frente Renovador son muchas las voces que se levantan contra la candidatura de Javier Faroni a la que no pocos consideran inviable…

Que Juan Garivoto sería el “acercador” de Vilma y Zorro1, despechado por haber sido virtualmente desplazado por el tigrense más famoso…

Que parte del radicalismo local anunciará en poco tiempo su salto al macrismo…

Demasiadas versiones, demasiados alambiques…demasiadas ambiciones.

Y si bien todo ello es demostrativo de la desorientación que cunde en la dirigencia de todo el país –algo de lo que por cierto no escapa el kirchnerismo, cada día más tenso y enfrentado por las candidaturas en cada distrito– no puede evitarse un rictus de preocupación en todos los ciudadanos que creemos que la prioridad pasa por otro lado.

El desgaste de las fuerzas políticas tradicionales, tan evidente como acelerado, tiene que ver con todas estas cosas. Todos observamos que se han superado todos los límites y que los armados políticos son hoy una postal de las ambiciones más egoístas y disparatadas.

Habrá que esperar entonces para saber en que terminan todos estos escarceos.

Pero lo que es cierto es que el aserrín y el pan rallado que ellos suponen no podrá jamás evitar que todos nos demos cuenta.

Aunque parezcan similares…son tan distintos como incompatibles.