Tocó su mínimo histórico y solo los bancos oficiales lo entregan, aunque con cuentagotas. La publicidad oficial habla de una dinámica que no existe y la suba de tasas lo hará inaccesible.
Desde la salida de la Convertibilidad, el crédito hipotecario al sector privado no paró de caer, alcanzando un nuevo mínimo durante el primer semestre de este año. De acuerdo a un informe elaborado por Ecolatina, en los primeros seis meses del 2015 este tipo de préstamos rozó los $50 mil millones, apenas el 1% del PBI, la proporción más baja registrada en quince años, llegando a los $80 mil millones si se agregan los $30 mil millones del plan Procrear.
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En el año 2000, cuando todavía regía el “1 a 1”, los créditos hipotecarios representaban el 5,3% del producto. Pero tras la ruptura del régimen de Convertibilidad, ese ratio cayó prácticamente de manera ininterrumpida y entre 2005 y 2014 osciló en torno al 1,1% y el 1,5% del PBI.
Lo cierto es que desde el 2013 el plan Procrear tuvo un peso creciente sobre el total de los créditos, duplicando su participación desde el 0,3% del PBI al 0,6% en dos años. Así, si se suma el crédito hipotecario el primer semestre registró un 1,6% del producto de préstamos dirigidos a ese destino, la mayor cifra desde el 2004.
“El crédito subsidiado del gobierno logró frenar la caída del crédito hipotecario ampliado (créditos del sector financiero más el Procrear ) pero el ratio se ubica muy por debajo respecto al comienzos del milenio (1,6% del PBI vs. 5,3% del PBI respectivamente)”, puntualiza el reporte de la consultora.
“La realidad del crédito hipotecario nacional contrasta con lo que sucede en otros países”, advierte Ecolatina. Es que “durante 2013, el porcentaje de estos préstamos (contabilizando el Procrear ) alcanzó el 1,6% del PBI en Argentina cifra muy inferior al 80% que se observó en Estados Unidos, pero también muy por debajo de lo observado en Chile (18,7%), Brasil (7,7%) e incluso Uruguay (4%) para dicho periodo”, compara el trabajo.
En relación al producto, el crédito a las familias se ubica desde el 2013 en alrededor del 7% frente al 8% de los últimos dos años de la Convertibilidad. Pero la composición del misma es muy distinta, ya que mientras los préstamos hipotecarios se achicaron varias veces como se mencionó, ganaron lugar los personales (que pasaron de 1,7% del PBI al 2,7%) y las tarjetas de crédito (del 1,3% al 2,8%).
En ese sentido, un reciente estudio de Abeceb.com calcula que “en los primeros seis meses, el crédito al consumo creció el 36,4 por ciento al alcanzar los 270.000 millones de pesos, mientras que el de largo plazo sólo aumentó el 24,6, acercándose a los 84.300 millones”.
En esa línea, la recuperación del crédito al sector privado muestra una orientación clara hacia el consumo liderado por el crecimiento del uso de las tarjetas, con una fuerte presencia del plan Ahora 12, que explicó el 40 por ciento del avance de la financiación por tarjetas de crédito.
“La recuperación del crédito se debe tanto a factores de oferta como de demanda. Este escenario obedece a la actual política económica que generó una fuerte liquidez en los bancos por el crecimiento de los depósitos”, explicó Soledad Pérez Duhalde, coordinadora de Análisis Macroeconómico de Abeceb.
La tendencia alcista en los créditos al consumo comenzó a potenciarse a partir de marzo. A fines de febrero, el gobierno anunció la segunda etapa del Plan Ahora 12, un programa que fogoneó la demanda sobre todo en rubros como indumentaria, línea blanca y materiales para la construcción.
El informe de Ecolatina lo sintetiza en pocas palabras: “el argentino sustituyó el sueño de la casa propia por consumo de autos, electrodomésticos y bienes no durables, lo cual lo perpetúa en condición de inquilino, con los costos a largo plazo que esto implica. En este contexto cabe preguntarse las razones detrás del abrupto cambio en las pautas de endeudamiento de las familias”.
La consultora fundada por Roberto Lavagna explica que en los últimos años la inflación y las tasas de interés reales negativas penalizaron el ahorro y fomentaron el consumo en cuotas, lo que repercutió en el plazo de los depósitos.
“En la medida que se acorte el plazo de los depósitos, los préstamos deberán adecuarse. En este sentido, el cambio sufrido en los últimos años es sustancial: en 2003 los plazos fijos depositados a más de un año representaban más del 18% del total, hoy no llegan a representar el 1%. Bajo estas condiciones es imposible para un banco prestar a 20 años, plazo al que se otorgan créditos hipotecarios en economías más estables”, diagnostican en Ecolatina.
Por otro lado, la inflación y las tasas de interés reales negativas tienen otro efecto en el mercado inmobiliario: aumentan el precio de las propiedades. “La imposibilidad de canalizar el ahorro en instrumentos financieros presiona sobre el valor del metro cuadrado ya que los inmuebles son percibidos como una reserva de valor en moneda dura. De esta manera, dado un monto de créditos hipotecarios, son menos las propiedades que puede adquirir un trabajador”, sentencia el reporte.
A eso se le suma que las tasas a las que el banco presta por ley no pueden ser indexadas a la evolución de los precios. “De esta manera, el banco debe cobrar una tasa que lo cubra de la incierta inflación futura. Existieron muchos casos en los que fuertes periodos inflacionarios licuaron las pasivos de las familias. Por caso, la hiperinflación de fines de la década del 80 creó deudores hipotecarios cuya cuota era casi insignificante en términos reales, perjudicando a quienes otorgaron el préstamo (bancos)”, recuerda el documento.
“Si la situación macroeconómica es tal que se acorta el horizonte temporal de las decisiones, la oferta de préstamos de la banca estará concentrada en las líneas de corto plazo (tarjetas de crédito, préstamos personales, etc.) en vez del crédito hipotecario (a largo plazo)”, resume Ecolatina.
“Ante esta situación, suele destacarse el rol del Estado para solucionar el problema. Efectivamente los bancos públicos fueron los más dinámicos a la hora de dar créditos hipotecarios: de los casi 50 mil millones de pesos otorgados por el sistema financiero local, sólo el 30% surge de bancos privados cuando a principios de la década pasada el porcentaje superaba el 50%. Por caso, actualmente el Banco Nación otorgó préstamos hipotecarios por $20.000 millones, superando lo otorgado por todos los bancos privados ($ 15.000 millones)”, concluye el estudio.