Las medidas implementadas desde el BCRA han sido un fracaso. Por eso el gobierno busca por estas horas ponerle corset a la actividad bancaria.
Atentos y obsesionados, en estos días, por provocar golpes de efecto contra el dólar y reducir la presión cambiaria, los funcionarios del Banco Central consideran que no falta mucho tiempo para que el organismo retome su perfil heterodoxo, y avance con mecanismos que apuntarán a expandir el crédito, reducir excesos en la rentabilidad de los bancos y mejorar los servicios financieros para los usuarios.
Las medidas están ahora en estudio pero podrían salir a la luz en el inicio de 2015. Según pudo consignar este diario, el plan de trabajo abarca cuestiones que son consideradas sensibles para los banqueros, en un momento en el que creen haber empezado a sufrir el impacto negativo de la caída de la actividad y del avance de la regulación. Los efectos, dicen, están a la vista: el tamaño del sistema financiero cayó del 17% al 13% del PBI en sólo dos años, y la pérdida de escala los obliga ahora a aumentar sus costos, achicar áreas de trabajo y a empezar a desprenderse, incluso, de los primeros tendales de trabajadores.
Con todo, en el Central creen todavía que el spread bancario es demasiado alto en las zonas más desfavorables y alejadas de los centros urbanos; y que los bancos del sistema no muestran aún una buena cobertura de servicios financieros para las empresas más chicas, consideradas como «minipymes». Frente a esto analizan ahora medidas que buscarán resolver estas falencias: entre otras cosas, por ejemplo, establecer cupos obligatorios para que las entidades destinen créditos a «minipymes»; disponer encajes diferenciados para incentivar el otorgamiento de líneas a la producción (o castigar a aquellas destinadas al consumo); o habilitar la operación de cajas de crédito en algunos puntos del interior del país. En cualquiera de los casos, la medida consistirá en incorporar nueva regulación para forzar a los bancos a prestar con bajas tasas de interés y asumir costos.
En este sentido parece haberse referido el último miércoles el presidente del organismo, Alejandro Vanoli, durante una conferencia que dictó en la Universidad Nacional de Moreno: «Hoy el spread bancario es mucho mayor en las provincias más alejadas, donde hay menos competencia. Si bien se ha ganado bastante en este sentido, todavía queda mucho por hacer. Buscamos que las entidades financieras trabajen con menores costos y menor spread, con más eficiencia, pagándole más al ahorrista y prestando más montos y en mejores condiciones financieras a quienes deben tomar el crédito», se explayó ante unos 200 alumnos. Vanoli viene de escuchar a las pymes en una ronda de reuniones que mantuvo con todas las asociaciones del sector durante las últimas semanas; y recibirá en los próximos días, con el mismo fin, al presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA), Héctor Méndez.
Los funcionarios oficiales creen que alcanza con poner en práctica la reforma de la carta orgánica del Central, que logró mejorar el financiamiento para las pymes más grandes, pero que en 2015 deberá orientarse a las pymes más chicas. «Se han tomado muchas medidas para la colocación de sucursales y de cajeros automáticos a lo largo y a lo ancho de todo el país. Vamos a aplicar herramientas de política monetaria y financiera, como franquicias y encajes diferenciales, para hacer que el sistema financiero llegue a todos y en mejores condiciones», dijo Vanoli en la Universidad.
En el sistema financiero, sin embargo, consideran que las medidas que se implementan en este sentido no tienen otro efecto que el que ya se empezó a ver: una fuerte pérdida de rentabilidad que las obliga a replegarse sobre sí mismas, y que deja un sistema financiero cada vez más chico, menos eficiente y, por lo tanto, menos representativo para la economía argentina.