El Papa aprovechó el encuentro con los jóvenes para reiterar el pedido de hacer lío; reprochó las actitudes apáticas e instó a buscar el progreso pese a la falta de oportunidades y recursos.
Francisco mantuvo un encuentro emotivo e íntimo con los jóvenes católicos, a quienes instó a hacer lío y salir adelante, sin fijarse en las limitaciones que afrontan.
“Hay que saber tener un corazón libre, porque en el mundo hay tantos brazos que nos atan el corazón y no deja que el corazón sea libre, como la explotación, la falta de medios para sobrevivir, la drogadicción, la tristeza, todas esas cosas nos quitan la libertad”, reflexionó el Sumo pontífice, haciendo referencia a las problemáticas expuestas por los jóvenes.
“Hagan lío y también ayuden a arreglar y organizar el lío que hacen. Hagan lío y organícenlo bien, un lío que nos de un corazón libre, que nos de solidaridad, esperanza y que nazca de haber conocido a Jesús y saber que Dios es mi fortaleza; ese es el lío que quiero que hagan”, sentenció.
Durante el encuentro, un par de jóvenes presentaron su testimonio, hablando de su relación con Dios y de los principales problemas que afronta la juventud, citando la pobreza; la falta de oportunidades; la explotación laboral y la drogadicción.
Tras escuchar el testimonio de los jóvenes, el Papa decidió dejar de lado el discurso que había preparado y dirigirse a los fieles de forma directa.
“Si a mí la vida me es relativamente fácil hay que recordar que a otros chicos la desesperación los empuja a la delincuencia, al delito a colaborar con la corrupción y a ellos le tenemos que decir que nosotros estamos cerca y que les queremos dar la mano y ayudarlos con solidaridad, con amor, con esperanza”, dijo refiriéndose a los jóvenes.
El Monseñor Ricardo Valenzuela le dio las palabras de bienvenida al Papa Francisco, hablándole sobre las cualidades de la población joven del país y del amor que le profesan; además aprovechó la ocasión para instarlo a visitar nuevamente el país.