EL HOMBRE DEL AÑO

Fue sin duda la figura más influyente del mundo en este 2014 que se fue. Los hechos de su Papado,en muchos casos,torcieron procesos en apariencia irreversibles.

Embelesó a Obama y pudo subirlo a su escondido proyecto de terminar con el anacronismo del bloqueo a Cuba.

En el peor momento de la guerra civil en Siria consiguió del sanguinario Bashar Al-Assad esas horas de alto el fuego necesarias para que los contendientes intentaran, aunque sin éxito, una salida controlada.

Aplicó un bisturí sin anestesia a una Iglesia corrompida por el poder, el dinero y las desviaciones sexuales, hablando con una claridad que en ocasiones pudo confundirse con la dureza. Y consiguió con ello que millones de tibios y decepcionados volvieran a mirar a Roma como el faro luminoso de la fe.

Dejó la unidad del Vaticano con la Iglesia Ortodoxa de Oriente a tiro de piedra, sabiendo que una unidad en la acción multiplicará la presencia del catolicismo hasta límites aún hoy insospechados.

Mostró humildad pero conciencia del poder, espiritualidad pero firmeza terrenal, bonhomía, sencillez y candor. pero una convicción irreductible en la defensa de los principios propios y comunitarios.

Fue en definitiva el jefe real de millones de seres humanos que buscan una mundo mejor, más justo, más solidario…y lo hacen con inteligencia.

El Papa Francisco dejó con su impronta la convicción de que de ahora en adelante «los buenos» también van a tener mucho que decir en la construcción del munbdo.