El radicalismo marplatense le debe una respuesta a la ciudad

(Redacción) La detención del abogado Mariano Castellucci en la mega causa por narcotráfico y lavado, roza fuertemente a una UCR local que le debe una explicación a la sociedad.

Los radicales tuvieron en la argentina una fama de honestidad que perduró por más de un siglo.

El suicidio de Alem, la austera pobreza de Don Hipólito, demostrada en aquella vergonzosa jornada del 6 de setiembre de 1930 en la que las turbas se lanzaron sobre su humilde vivienda para arrasar con escasos bienes personales que no parecían propios de un Presidente, la imágen impactante de Don Arturo Illía abandonando en un taxi la Casa de Gobierno tras el golpe de 1966 y la última de Raúl Alfonsín, mil veces cuestionado por sus decisiones políticas pero jamás por su honradez, son tan sólo hitos en la historia centenaria de un radicalismo siempre emparentado con la honestidad y el respeto a las instituciones.

Ya durante el gobierno de Fernando De la Rúa esa postal comenzó a esconderse entre la niebla. El grupo Sushi, el crecimiento patrmonial de los «hijos presidenciales» siempre metidos en negocios públicos, las comisiones del mega canje y muchas otras dudosas situaciones terminaron por ajar una imágen que nunca volvió a ser la misma.

Elio Aprile: el último gran referente de la honestidad como bandera

Elio Aprile: el último gran referente de la honestidad como bandera

En Mar del Plata, tras la salida de ese faro de honestidad que fue Elio Aprile, la UCR en el poder también comenzó a verse envuelta en versiones, sospechas y murmuraciones acerca de la honestidad con la que se estaban manejando los dineros públicos.

Hace poco el escándalo en el que se vio involucrada su principal figura, reciente ganadora de los comicios de 3013 y lanzada sin freno a la intendencia, dejó en la sociedad más dudas que certezas y la sensación de que habría hecho falta una explicación más sólida.

Porque más allá del uso que sus oponentes hayan hecho del caso, lo cierto es que la palabra corrupción quedó flotando en el ambiente y Vilma Baragiola sabe que deberá convivir con ella durante una larga campaña que no pinta justamente para ser demasiado caballeresca.

Daniel Nuñez: Presidente de la UCR local y socio del detenido

Daniel Nuñez: Presidente de la UCR local y socio del detenido

Y ahora esto. Un socio del propio presidente del partido, funcionario de la Universidad nacional de Mar del Plata y Mayor Contribuyente en el Concejo Deliberante, involucrado en una gigantesca investigación sobre narcotráfico y lavado de dinero que vuelve a impactar fuertemente en el centenario partido.

Porque no se trata de separar entre lo privado y lo público cuando el involucrado tiene una participación tan activa en la vida partidaria y en los tres ejes sobre los que siempre se ha movido la UCR local: el partido, el municipio y la Universidad.

Ni tampoco señalar maniobras del «enemigo»; es absurdo pensar que Gustavo Pulti pudo ordenar cuarenta allanamientos en todo el país para dañar las posibilidades electorales e Vilma Baragiola.

Sería bueno entonces que, con claridad y sin mezclar la hacienda, los radicales salieran prestamente a explicar a la sociedad que es lo que está pasando.

Vilma no puede seguir con explicaciones formales a lo que pasa en su cercanía

Vilma no puede seguir con explicaciones formales a lo que pasa en su cercanía

Al menos contarnos como hace tanto cachibache para infiltrarse en sus filas, conseguir representatividad e incluso darse el lujo de aparecer como «colaborador y encargado de la parte financiera» del armado de campañas. Ya pasó con el tema del Sindicato de Camioneros y se afectó la figura de su candidata. ¿Estará pasando de vuelta?.

Sin fantasmas, sin estrategias para desviar las cosas de su cauce, sin falsas indignaciones y sobre todo en homenaje a aquella historia hoy casi enterrada, los hombres y mujeres de la UCR también tienen el derecho a saber que es lo que está pasando puertas adentro de su partido.

Para lo que habrán los dirigentes de tomar decisiones duras, dolorosas pero necesarias que le devuelvan a esta expresión política la imágen que ha perdido.