(Escribe Adrián Freijo) – Histeria, gritos, dedos acusadores y desorientación son los estados de ánimo que rodean hoy el poder en la Argentina.
La presión de varios gobernadores y legisladores del PJ para derogar el memorandum con Irán y la caída abrupta en las encuestas descontrolaron a la Presidente y su gente.
Pero seguramente las consultas de los hombres más allegados a Scioli acerca de un acompañamiento del peronismo en una eventual maniobra para suspender las PASO y adelantar las elecciones generales ha sido el golpe final para un gobierno que ya no sabe para que lado encaminar sus estrategias para zafar lo mejor posible del Caso Nisman.
Ninguno de sus asesores esperaba que la cadena nacional, sutoreferencial y basada en errores y falsedades, llegaría a tener el efecto negativo que en definitiva tuvo. Todas las encuestas que llegan a manos de la Presidente hablan de una caída de entre 12 y 15 puntos en la imagen de la mandataria.
Ese retroceso ha afectado seriamente la intención de voto a Daniel Scioli y es sabido que, aún con toda la intención de limitarlo, armarle las listas y encolumnarlo tras la conducción de Cristina, el bonaerense es la única esperanza seria de salvar al kirchnerismo del naufragio.
No todas las malas noticias llegan a Cristina. Entre Zaninni y Anibal Fernández tratan de filtrar y frenar los embates de los dirigentes del justicialismo que, duchos en eso de olfatear cadáver, exigen correcciones que les permitan frenar el drenaje de votos y de poder.
La Presidente, encerrada con sus jóvenes preferidos, no quiere saber nada de cambiar la postura y jura venganza contra el que se anime siquiera a discutir su orden del miércoles por la tarde: guerra a muerte y hasta el final.
El peronismo en el poder se debate por estas horas en la disyuntiva de mantenerse alineado con una mujer que ha perdido el equilibrio que hace falta para mantener el poder en momentos difíciles o comenzar a diferenciarse y dejar sóla y en evidencia a la mandataria frente a la sociedad.
Como pasó con Herminio Iglesias, Menem y Duhalde. Como está en el ADN de este peronismo declinante y bochornoso.