Entre peleas y chicanas la Corte tiene presidente

Con la ausencia de dos de los miembros, lo que pone en evidencia la división existente en el principal tribunal argentino, Horacio Rosatti fue elegido presidente de la Corte Suprema.

 

Horacio Rosatti, quien fuera designado como nuevo presidente de la Corte Suprema de Justicia, fue electo en un acuerdo que mostró las fuertes internas que hay en el Alto Tribunal y su nombramiento no modificará la tensa relación que tiene ese poder del Estado con el Gobierno Nacional.

Una hora y 17 minutos antes de la votación programada para las 12 del mediodía, en audiencia virtual, el juez Ricardo Lorenzetti «plantó» a sus pares al aducir que no podía participar porque debía hacerlo en una convocatoria del Instituto Internacional para la Unificación del Derecho Privado, el UNIDROIT.

Casi media hora después, también Elena Highton de Nolasco decidió no estar, con el argumento de que si no participaba Lorenzetti el acuerdo debía postergarse.

El juez Carlos Maqueda fue el que propuso a Rosatti como presidente de la Corte y a Carlos Rozenkrantz como vice. Ellos acompañaron esa moción y salió la elección. El final ha sido que dos de los cinco integrantes no participaron del acuerdo.

La fuerte división que aún se mantiene dentro del tribunal va a seguir. Viene sucediendo desde hace largo tiempo y se extenderá al menos en lo que viene; el reflejo será cuando tengan que votar fallos importantes donde se prevén posiciones divididas tal cual viene ocurriendo en muchos casos en los que falló el Alto Tribunal los últimos meses.

La relación con el Gobierno Nacional sigue siendo mala y tampoco va a cambiar con esta designación de Rosatti. Otra muestra de ello es que ni siquiera el ministro de Justicia, Martín Soria, concurrió a la Corte en todos estos meses, cuando sí hay una tradición que así lo marcaba e incluso la relación que hay, es nula.

Las divisiones en la Corte van a quedar al descubierto cuando por los estrados del Tribunal se tengan que decidir sobre causas concretas.