Entre Ríos y Moreno: un ejemplo más de las zonas liberadas en Mardel

Redacción – Asaltos, venta de drogas, aprietes, violencia desatada. Allí, como en muchos lugares del microcentro, todo es  descontrol y los propios vecinos deben hacerse cargo de la seguridad.

Hay zonas de Mar del Plata que se caracterizan por el crecimiento de la inseguridad, aunque cualquiera podría decir que se trata de una situación generalizada y sin control.

Sin embargo en algunos puntos determinados, la presencia de delincuentes que saben que no corren riesgo de ser detenidos por la policía -lo que habitualmente se conoce como «zona liberada»– se ha convertido en un verdadero calvario para los vecinos y comerciantes.

¿Quién no sabe que estacionar un automóvil en el radio comprendido entre Jujuy hasta Libertad y de Dorrego hasta Belgrano es un casi seguro destino de robo y desaparición del vehículo?.

¿Alguien desconoce que en el cuadrado de 9 de julio, Balcarce, Salta y 20 de setiembre la prostitución reina con la sospechosa «desaparición» de la policía y un alumbrado público que le da a la zona tonalidad de boliche nocturno?. Sin contar con los hoteles de por allí que trabajan con las circunstanciales parejas sin control ni registro alguno.

Y así podríamos seguir hasta el infinito: zonas de travestis, de desarmaderos de autos, de reducción de mercadería robada. Todo lo que tenga que ver con el submundo tiene en Mar del Plata un lugar asegurado para desarrollar su marginal actividad sin que nadie la interrumpa o persiga.

La zona de Moreno y Entre Ríos se ha convertido en un verdadero Triángulo de las Bermudas del delito. Allí los vecinos han tenido que tomar cartas en el asunto, denunciar a los medios y hasta intervenir en forma directa en la detención de delincuentes que parecen saber que las autoridades están ausentes del lugar y que por tanto no corren peligro.

Las fotos que ilustran esta nota son ejemplo de ellos: una persona apostada en la puerta de un edificio allí emplazado comercializa drogas sin preocuparse demasiado por ser interrumpido. La escena se repite noche a noche y pese a las múltiples denuncias de quienes allí habitan la policía jamás se ha hecho presente.

   

  

¿En cuántas esquinas de la ciudad se repite?, ¿cuántos marplatenses padecen cada día la inseguridad y el miedo de no poder salir de sus hogares porque alguien ha tomado el lugar como sede de su criminal negocio?. Ocurre en el centro, ocurre en los barrios…ocurre en todos lados.

Pero el abandono de una zona para permitir que el delito campee sin control alguno suele ser preanuncio de otros males. Si los delincuentes saben que por allí no aparecerá la policía porque es un lugar destinado a la venta de drogas no será raro que poco a poco el punto geográfico sea «pan comido» para toda la delincuencia.

Ejemplo de ello es que en el mismo lugar de las fotos mostradas se produjese el asalto a un almacén atendido por una mujer con su bebé en brazos. Nada importó a los ladrones que, tras empujarla y maltratarla, le arrancaron los pocos pesos de la recaudación del día.

Dados a la fuga fueron perseguidos por vecinos y gente que pasaba por el lugar, produciéndose la detención de uno de ellos y las escenas que reproducimos a continuación.

Muchas conclusiones para sacar; desde la cobardía de quien minutos antes había golpeado a una mujer indefensa, hasta la violencia de una mujer común que no puede evitar golpear al delincuente. Pero sobre todo, más allá de entender que ni la justicia por mano propia puede ser una solución al drama que vivimos ni mucho menos que la violencia contra los delincuentes sea la forma de diferenciarnos, lo que llama la atención es que la policía siempre llega después y de esa forma deja la resolución de los conflictos en manos del destino.

Estamos mal, nos levantamos todos los días deseando que «a nosotros no nos toque» y vivimos sabiendo que el estado no va a protegernos. Por incapacidad, desidia o complicidad, quienes deberían cuidarnos de la delincuencia ya hace mucho que se han pasado del otro lado.

Solo el periodismo y la gente común -aunque en uno y otro caso en demasiadas ocasiones la cosa no sea así- se esfuerza en mostrar que algo está pasando y que algo hay que hacer.

Y ya parece ser demasiado poco…