Sin embargo la Administración anuncia un cambio en las normas que deben seguir los periodistas en las ruedas de prensa. Uno de ellos es que solo podrán hacer una pregunta por turno.
El presidente estadounidense, Donald J. Trump (d), intercambia palabras durante un enfrentamiento con el corresponsal de la CNN para la Casa Blanca, Jim Acosta (i), en rueda de prensa en la Casa Blanca, Washington.
CNN ha ganado la batalla contra la Casa Blanca. La disputa legal por la retirada de la credencial al periodista Jim Acosta ha llegado a su fin después de que la Administración de Donald Trump reculara este lunes. Eso sí, las reglas del juego cambian. El personal de Gobierno notificó a los corresponsales sobre una serie de modificaciones para las futuras ruedas de prensa, como que solo podrán hacer una pregunta cada uno.
Hay que recordar que el rifirrafe que protagonizó la semana pasada el mandatario y Acosta se produjo cuando el último insistía en hacer uso de su “turno de seguimiento” a su primera consulta. Que Trump ondee una bandera blanca es una clara derrota en su cruzada contra la cadena de televisión, a la que llama “la cadena de las noticias falsas”.
La Casa Blanca pasó de la noche al día entre el pasado viernes y este lunes. Y es que entre medio recibió muchos golpes. El primero ocurrió cuando el juez Timothy Kelly, nombrado por Trump el año pasado, falló a favor de CNN y ordenó que se le devolviera temporalmente la credencial a Acosta por dos semanas.
La Administración, que había acusado al periodista de poner sus manos sobre una becaria durante una rueda de prensa, dijo que acataría la orden. Sin embargo, en la noche le envió una carta al corresponsal advirtiéndole de que una vez que se cumpliera el plazo establecido por el magistrado se la volverían a revocar.
Acosta, que junto a CNN demandó al presidente de EE UU y a cinco miembros de su equipo por “violar la Constitución”, volvió a recurrir a la trinchera legal. Este lunes anunció de CNN ya había pedido una vista de urgencia en el Tribunal de Distrito de Estados Unidos para zanjar el tema. No fue necesario. La Casa Blanca se rindió.
CNN informó esta tarde a través de su cuenta de Twitter: «Hoy la Casa Blanca ha restaurado por completo la acreditación de prensa a Acosta. Como resultado, nuestra demanda ya no es necesaria. Estamos deseando continuar cubriendo la Casa Blanca». La cadena de televisión había acusado a los miembros del Gobierno de violar los derechos de la Primera Enmienda a la libertad de prensa y de la Quinta, al debido proceso.
La portavoz presidencial, Sarah Sanders, anunció a través de un comunicado que el Gobierno habló con Acosta y le comunicó que su pase de prensa había sido restaurado por completo. También aprovechó para dar a conocer el nuevo protocolo que se le exigirá a los periodistas: el corresponsal hará solo una pregunta y luego cederá la palabra a uno de sus compañeros. En caso de que el presidente u otro funcionario de la Casa Blanca lo permita, el reportero podrá hacer una segunda pregunta. Una vez que haya terminado su turno, debe entregar el micrófono a un miembro del personal. “El incumplimiento de cualquiera de las reglas puede dar lugar a la suspensión o revocación del pase permanente del periodista”, concluía la misiva.
Las nuevas normas parecen estar hechas a la medida del encontronazo entre Trump y Acosta. El 7 de noviembre el mandatario ofreció una rueda de prensa para evaluar los resultados de las elecciones legislativas. El periodista de CNN le preguntó al republicano sobre si no consideraba que había «demonizando» a los inmigrantes al referirse a los miembros de la caravana como “criminales”. «Eres una persona grosera y terrible. No deberías estar trabajando para la CNN», respondió en seco Trump y le quitó el turno de palabra. Acosta hizo uso de su “turno de seguimiento”, y le preguntó al presidente sobre la trama rusa.
El magnate, bastante fuera de sí, le dijo siete veces que era “suficiente”. Una becaria de la Casa Blanca intentó quitarle el micrófono, pero Acosta no se lo entregó. Ese choque corporal entre ambos fue el que impulsó a la Administración a revocarle el pase al periodista. «No toleraremos que un reportero le ponga las manos encima a una joven que está tratando de hacer su trabajo», argumentó Sanders. Acosta respondió que la acusación era falsa y la Casa Blanca, aunque no le dio la razón, le levantó el castigo en menos de dos semanas.