Escondiendo a Arroyo: un agravio para todos los marplatenses

Por Adrián FreijoNo será este periodista reputado de oficialista. Pero que tampoco se nos señale como capciosos o manipuladores. Lo que se está haciendo con Arroyo es vergonzoso.

Diariamente tratamos de marcar desde nuestra línea editorial la honda diferencia que tenemos con los perfiles de gestión del intendente Carlos Arroyo.

Desde sus declaraciones estentóreas que parecen extraídas del personaje de Rocambole, aquel que hacía las delicias de sus lectores con sus frases exageradas, sus gestos aparatosos y sus principios morales siempre al filo del disparate. Hasta su nepotismo desmadrado que lo empujó a nombrar a toda su parentela en cargos cuya responsabilidad no están preparado a asumir de manera alguna.

Desde lo político criticamos su egocentrismo enfermizo, ese que lo impulsa a expulsar funcionarios sin cuidado ni respeto y a convertir la gestión en un tembladeral que muchos en el gabinete sufren y otros aprovechan en propio beneficio.

Y desde lo específicamente funcional no queremos dejar de lado lo que seguramente es el más grave de los problemas que proyecta sobre la ciudad: su falta absoluta de preparación para el cargo, su visión antigua y caprichosa de la realidad y la carencia de un plan de gobierno que sirva para que podamos conocer hacia donde quiere caminar como destino.

Pero resulta que pese a todo ello Carlos Arroyo es el intendente de General Pueyrredón; nuestro intendente. El que eligió el ciudadano y el que deberá cumplir su mandato al frente del municipio, salvo claro está que aquellos aires destituyentes que bajaban desde La Plata se conviertan tras los comicios en vendavales imparables.

Y mientras siga al frente del municipio merece el respeto de los ciudadanos y de los funcionarios de otras jurisdicciones. Algo que por estas horas no le dispensa la gobernadora Vidal ni le refieren los representantes del espacio Cambiemos que no ahorran gestos ni palabras para creernos hacer pensar que el personaje nada tiene que ver con ellos.

Si realmente creen que no es una persona «mostrable» y si analizan que sus actitudes han despertado el rechazo de tanta gente que es necesario quitarlo de la vista de todos, deberían poner en marcha los mecanismos constitucionales para resolver la cuestión.

Porque no es justo que lo aparten para conseguir votos y una vez logrado el objetivo todos vuelvan a lo suyo y nos lo dejen a nosotros. ¿Qué es General Pueyrredón para las autoridades?….¿tan solo un «juntadero» de votos?.

Que la mandataria provincial venga a la ciudad y ni siquiera acepte la cercanía de Arroyo para cumplir con un mínimo saludo protocolar, es un agravio para todos los marplatenses.

Que se lo retire casi a los empujones cuando intenta acercarse es una humillación para el personaje pero también para sus votantes y vecinos. No se está ninguneando a Arroyo…se lo está haciendo con todos nosotros; con los que lo votaron -a instancia de quienes hoy lo rechazan- y con los que no lo hicimos, lo criticamos antes y después pero entendemos el valor de ocupar el cargo representativo que ocupa.

Macri, Vidal y los suyos suelen presumir de su «calidad institucional» y se llenan la boca con términos como república, convivencia y respeto. Sin embargo por estas tierras demuestran todo lo contrario.

Y eso no pueden esconderlo…