Francisco oficia matrimonios y casa a una madre soltera

El gesto que tuvo el papa Francisco al celebrar el casamientio de varias parejas con hijos, incluso el de una madre soltera de nombre Gabriella, se produce tres semanas antes de que tenga lugar un encuentro internacional de obispos para debatir el futuro de la familia con asuntos como las relaciones sexuales prematrimoniales

Han pasado 14 años desde la última ocasión en la que un Papa ofició de forma pública y colectiva un matrimonio
Cuando se dice delante del Papa y en la basílica de San Pedro, «Guido, recibe este anillo, signo de mi amor y de mi fidelidad en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo», la emoción es más que comprensible. Y se notaba en la voz de Gabriella, que tiene 56 años y al principio no quería que les casara Francisco, pues «no me sentía digna, ni respondo a la clásica idea de esposa cristiana».

Hacía 14 años que un Papa no celebraba matrimonios, desde que san Juan Pablo II casó a ocho parejas en el Jubileo de las Familias el año 2000. La pareja «decana» entre las veinte, tenía un aspecto tan radiante como la más joven. Guido tiene 48 años y estuvo casado antes, pero su primer matrimonio fue declarado nulo por un tribunal eclesiástico. Gabriella tiene una hija desde que era muy joven, cuando requería más valor ser madre soltera, y la muchacha asistía feliz a la boda de su mamá.

La ceremonia de los 40 «Sí» uno detrás de otro y cada uno con su nombre, y de las 40 imposiciones del anillo, también nominales, resultó emotiva a más no poder. Y desde el primer momento, pues impresiona mucho recorrer el pasillo central de la basílica de San Pedro, el más largo del mundo, hasta llegar a los reclinatorios dispuestos en semicírculo alrededor del altar.

Siguiendo la costumbre italiana, primero lo recorrieron los novios, acompañados de las madres, y después las novias, del brazo de los padres. Algunas parejas, como Mario y Lahra, participaron en el encuentro del Papa con veinte mil parejas de prometidos el pasado 14 de febrero, día de San Valentín, y trajeron la almohadilla para los anillos de boda que Francisco regaló aquel día a cada pareja.