El ministro de Economía, Axel Kicillof, ubicó la «crisis mundial» como eje para explicar cuáles son las amenazas sobre la marcha de la economía argentina.
Al hablar en el Consejo de las Américas, Kicillof definió la actual situación internacional como de «incertidumbre», y alertó que ante el agotamiento de las políticas de estímulo adoptadas por los países centrales tras la crisis financiera de 2008, se abrió un nuevo ciclo con suba de tasas que puede cambiar el escenario para los países emergentes, incluida la Argentina.
«Tras la crisis, los países emergentes se convirtieron en locomotora del crecimiento global, pero ahora ante la suba del costo financiero se puede dar un ‘vuelo hacia la calidad’ de los fondos desde los países emergentes hacia los países centrales», explicó.
Según Kicillof, en 2008 «la crisis se contagió desde los Estados Unidos al mundo, salvo para muchos países emergentes, pero ahora la duda es si la sombra de la crisis no amenaza también a los países emergentes».
Aclaró entonces que la Argentina no puede hacer pronósticos sobre su economía «sin tener en cuenta la región y el contexto complejo internacional». «Y no lo digo yo solamente, esto lo ven también el G20 y el FMI», justificó.
«Siempre nos hablaron del viento de cola, pero en realidad desde el inicio de la gestión de Néstor Kirchner el contexto mundial nos favoreció los primeros 5 años, luego de 2008 la cosa cambió en el frente externo, pero nosotros tuvimos políticas públicas acertadas», dijo.
En cuanto a una segunda amenaza sobre las posibilidades de crecimiento de la economía argentina, Kicillof reconoció que preocupa el precio de los commodities, en particular la «debilidad del precio de la soja».
También, el funcionario -que al inicio de su discurso aclaró que no quería hablar de la disputa con los fondos buitre por la deuda- señaló que la apuesta del Gobierno es seguir apostando al mercado interno como motor de la economía para generar empleo y consumo.