Redacción – Las expectativas eran pocas y las reacciones resultaron menos aún. Los anuncios, sin una sola cuestión de fondo de por medio, aparecieron como un maquillaje conocido e insuficiente.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, anunció un paquete de medidas tendientes a «fortalecer las reservas internacionales del Banco Central a partir de lograr más ingreso de divisas al incentivar las exportaciones tanto industriales como fabriles, y mejorar las opciones financieras en pesos». Claro que de eso hubo poco y nada al evaluar el alcance de lo presentado.
“Necesitamos generar fortalezas, buscando acumular reservas. Estabilizar a la economía argentina es un proceso, hay que ir a la velocidad que corresponde”, dijo Guzmán, quien pocas horas antes había recibido el peor de los mensajes con respecto al resultado de las arduas negociaciones que había encabezado personalmente durante toda la jornada: la Mesa de Enlace le había comunicado que no asistiría al acto de lanzamiento del nuevo «plan» por considerar que lo ofrecido por el gobierno no modificaba en nada el difícil momento por el que pasa el sector.
Además de los funcionarios en la conferencia de prensa también estuvieron presentes el presidente de la UIA, Migel Acevedo; el titular de CIARA, Gustavo Idógoras; el dirigente de Confederaciones Rurales, Dardo Chiesa; Alberto Carlocchia, de la Cámara Minera; y José Martines, presidente de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires y referente del Consejo Agroindustrial, entre otros. Pero quienes tienen en su poder los dólares que el gobierno necesita como el agua para no terminar de perder todas las reservas del BCRA, brillaban por su ausencia.
En lo que respecta al plano financiero y la búsqueda de ahorro e inversión en moneda local, el titular del Palacio de Hacienda anticipó que el martes “estaremos licitando una herramienta -un bono- en pesos, atado a la variación del dólar”. Y todos los presentes se miraban sorprendidos, reteniendo la pregunta que seguramente debieron hacerle al ministro: ¿por qué razón los productores deberían cambiar sus cosechas, cotizadas en dólar real y guardadas a buen recaudo en sus campos, por un bono del gobierno argentino conocido como el principal deudor serial del planeta?.
Además, adelantó que el Banco Central, «presentará una tasa que será referencia de todos los sectores», y destacó que los rendimientos de los depósitos a plazo fijo «serán positivos» respecto a la inflación. No podía sospechar siquiera que pocas horas después Miguel Pesce comunicaría un crecimiento del rendimiento de los depósitos del 5% anual, lo que espanta toda posibilidad que cualquier inversor elija ese instrumento para poner a salvo sus ahorros. ¿Falta de coordinación?, ¿desconocimiento?…¿o una meditada decisión de Alberto Fernández al conocer las respuestas negativas de todos los sectores a los anuncios de Martín Guzmán?.
El anuncio de que «se reducen hasta fin de año las alícuotas para las ventas al exterior de grano de soja como para sus principales derivados» no hizo otra cosa que terminar por enterrar el intento. Los derechos de exportación de la soja se reducirán de 33% a 30% en octubre, para luego aumentar paulatinamente en noviembre (31,5%), diciembre (32%) y regresar al 33% en enero. La nada misma y, como si eso fuera poco, a un ritmo menor al de la inflación y la devaluación del peso.
Algunos industriales -puntuales y socios del gobierno- hubo algún anuncio que puede representar una diferencia positiva en lo inmediato. Se reducirán «los derechos de exportación de los bienes finales industriales a 0% y de los insumos elaborados industriales al 3%». Poco pero suficiente para salir a reventar stock y hacerse de efectivo para especular en el mercado financiero.
Con respecto al «subimos el piso de reintegros a la exportación en función del valor agregado: subimos los bienes finales industriales a 7% y de los insumos elaborados industriales a 5%» un veterano representante de la industria, de esos que sobreviven a cualquier gobierno, agregó un dato que vale más que mil análisis: «es menos de lo que ganamos con un pasamanos entre el dólar blue y lo que nos liquidan al oficial». Para cerrar anunciando que «mañana le corremos el paralelo 50 centavos y nos metemos en el bolsillo lo que ellos creen que van a poder manejarnos y liquidar cuando se le antoje».
Para completar el preocupante panorama -y alimentar las versiones de un salto en la cotización del dólar no oficial- el BCRA adelantó que abandonará «el mecanismo de devaluación uniforme otorgando mayor volatilidad y manteniendo el nivel competitivo del tipo de cambio real multilateral».
En buen romance, se espera que comience la nueva estrategia con un salto de 0,70 centavos en la cotización oficial contra los 0.06/7 que venía proponiendo hasta ahora. Toda una invitación a una carrera con el blue que no va a entrar fácilmente en ese juego.
Y la historia enseña que esas carreras en la Argentina...no son de largo aliento.