La ciudad de Nueva York sufre su primer caso de ébola

“Los ciudadanos no tienen por qué alarmarse. El ébola es una enfermedad muy grave, pero no se transmite por el aire”. dicen las autoridades.

Craig Spencer, un médico estadounidense de 33 años que había viajado a Guinea con Médicos sin Fronteras para ayudar a combatir la epidemia de ébola, dio positivo este jueves por contagio del virus en las primeras pruebas que le fueron practicadas en el hospital Bellevue de Manhattan. Se trata del primer caso que se registra en Nueva York. Aunque las autoridades habían contemplado esta posibilidad, la situación supone una prueba de fuego para los dispositivos diseñados en los últimos días en una ciudad de 8,3 millones de habitantes.

“Los ciudadanos de Nueva York no tienen por qué alarmarse. El ébola es una enfermedad muy grave, pero no se transmite por el aire. Tenemos un sistema de salud muy potente”, declaró el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, en una conferencia de prensa celebrada en el hospital Bellevue. “Nos hemos preparado para el ébola durante meses y tenemos el sistema adecuado para tratar a este paciente”, añadió.

El Gobernador del Estado, Andrew Cuomo, enfatizó que todos los servicios médicos estaban coordinados para hacer frente a esta situación. Cuomo recordó que el ébola solo se transmite cuando el enfermo presenta los síntomas. “Creemos que el doctor Spencer ha estado con muy poca gente”, señaló.

El médico fue aislado este jueves por la tarde tras presentar fiebre y dolores abdominales. El hecho de que hubiese vuelto de África Occidental el pasado día 17 disparó todas las alarmas y puso en marcha los protocolos de prevención. Tras las primeras pruebas positivas, el Centro para la Prevención de Enfermedades (CDC, por su siglas en inglés) tiene previsto hacer los exámenes pertinentes para confirmar el contagio. Spencer regresó a través del aeropuerto Kennedy de Nueva York, uno de los cinco de todo el país con un dispositivo de control contra el ébola. Allí superó sin problemas las pruebas de temperatura a que fue sometido.

El médico empezó a sentirse mal el martes, pero no tuvo fiebre hasta el jueves por la mañana. A las 11 de la mañana, cuando presentaba fiebre alta, 39 grados, avisó a Médicos sin Fronteras. Los responsables de la organización avisaron al Departamento de Salud de Nueva York.