El secretario general de la CGT dijo que el 40% de los trabajadores en tierra está inactivo. El Simape advirtió que dejaron de ingresar 200.000 cajones por mes de pescado fresco.
Que hay barcos que hace un año no salen a navegar. Que el puerto está funcionando «al 50%». Que la desocupación y el trabajo en negro crecen. Que están llagando a un punto límite. Que si las autoridades no reaccionan a tiempo «esto va a ser un desastre». Los gremios portuarios están cada vez más preocupados por la situación del sector y la describen con esa contundencia. Para empezar a revertir la «crisis» y «parálisis» en la industria, buscan reunirse en los próximos días con autoridades nacionales y provinciales.
«Para los trabajadores, la situación es más que preocupante», alertó el secretario general de la CGT regional, Pedro Fernández, para quien el puerto «está trabajando a la mitad de lo que debería ser».
El titular de la central obrera señaló que durante este año 10 barcos de gran porte no salieron a navegar y «hay buques que llevan tres meses sin operar». «Si no tenemos la materia prima, si no traemos el pescado al muelle, no van a tener actividad ni los que descargan ni los que tienen que cortarlo», advirtió.
Entre los trabajadores en tierra, «un 40% está hoy sin trabajar», apuntó el gremialista. «Reciben un subsidio que no les alcanza para vivir una semana», lamentó. Dijo que la secretaria general del SOIP (Sindicato Obrero de la Industria del Pescado), Cristina Ledesma, «parece bombero» porque «anda de un lado para el otro» debido a que «un día bajan las persianas de una planta y al otro día bajan la de otra». Y se preguntó: «¿Qué hacemos con esa gente que se queda sin trabajo?».
Carlos Mezzamico, secretario general del SUPA (Sindicato Unico de Portuarios Argentinos), coincide con el diagnóstico: «El sector más afectado es el de los muchachos que laburan en las fábricas. Al haber poca pesca de los barcos fresqueros, que traen el pescado para procesar, se les complica mucho. Y esa gente de alguna manera tiene que seguir viviendo. Por más que el Gobierno los ayude con un subsidio, no les alcanza. Y si esto sigue así, si seguimos perdiendo cajones de fresco, cada vez vamos a tener menos trabajo».
Para Mezzamico la situación llegó «a un punto límite». Y apuntó: «No queremos que pase lo que pasó en el 2000. Por aquel entonces tuvimos tiempo de recuperarnos. Esta vez no se va a poder recuperar nadie, va a quedar todo devastado, va a ser un desastre».
El secretario general del Simape (Sindicato Marítimo de Pescadores), ilustró el panorama con datos desalentadores: «Hay barcos que hace un año que no navegan, barcos que hace seis meses que no navegan y barcos que no salen desde que empezó el año. Si sumamos los cajones de todos esos barcos, estamos hablando de 200.000 cajones de pescado mensuales que no están entrando. Estamos hablando del fresco, el que nos da valor agregado en tierra. Es una locura». Y concluyó que «si la economía que mueve una gran parte de Mar del Plata sigue así, está condenada al fracaso, a desaparecer».
Según Mezzamico, el «golpe más fuerte» que recibió el sector en los últimos días fue la interrupción del servicio de portacontenedores por parte de la naviera MSC, que el presidente del Consorcio Portuario, Jorge Hidalgo, negó ayer (ver aparte).
En palabras del secretario del SUPA, «otra vez peligra la continuidad de la entrada de los barcos containeros». Y agregó: «Parece que en el espejo de agua no se hizo el trabajo que se tenía que hacer y, en el último viaje, el barco tocó abajo, casi no sale. La empresa no quiere entrar más hasta que no le garanticen que no va a tocar. Para eso tiene que venir la draga».
Mezzamico contó que había negociaciones con empresas que buscaban exportar cereal, papa y hortaliza en bolsa. «Eran entre 50 y 100 containeres semanales los que se iban a traer en camiones al puerto y allí se iban a cargar a los contenedores», describió. Eso implicaba «una mano de obra muy grande» que acaso podía «contrarrestar lo que está pasando en el sector fresquero».
A criterio de Trueba, los portacontenedores no entran «porque se tienen que asegurar que el muelle esté dragado y a su vez porque le tienen que asegurar la carga».
Ante este escenario, los gremios no se sorprenden con que el Indec (Instituto Nacional de Estadística y Censos) ubique al conglomerado Mar del Plata-Batán en el primer puesto del ranking de desocupación, con un 10,3% en el primer trimestre del año.
«Yo no puedo decir si es un punto más o menos. Hablo por lo que vemos cuando caminamos las fábricas y las empresas. Hay desocupación y hay mucha gente trabajando en negro», marcó el titular de la CGT. «En los últimos años hemos caído por un tobogán y hoy estamos en una situación que realmente nos preocupa. Y esto perjudica a toda Mar del Plata. Cuando el puerto funcione nos va a ir bien a todos», añadió.
Fernández se reunió en la semana con los referentes de los gremios portuarios en la sede de la central obrera. Allí decidieron pedir una serie de audiencias: quieren reunirse con el gobernador Daniel Scioli y con el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández.
«Para nosotros la reunión con Scioli es fundamental. La autoridad portuaria (el Consorcio Portuario) hace tres años que está intervenida y no actúa como autoridad. Queremos paz social porque, si no, perdemos el trabajo y la actividad se va a otro puerto. Pero pasan cosas que están al borde de que exploten», deslizó Mezzamico.
En la audiencia con el jefe de Gabinete los gremios intentarán retomar la agenda de diálogo que habían mantenido con Jorge Capitanich, el antecesor de Aníbal Fernández. «Queremos hacerle ver que día a día va empeorando la situación del puerto de Mar del Plata», resumió el titular de la CGT.
Los sindicatos responsabilizan de la crisis a dos marplatenses: el subsecretario de Pesca de la Nación, Miguel Bustamante, y el representante de la provincia de Buenos Aires en el Consejo Federal Pesquero, Oscar Fortunato. «O viven a espaldas de Mar del Plata o viven a espaldas de la gente porque arruinaron la pesca. Está peor que en la época de (Carlos) Menem», disparó Trueba.
Fernández dejó entrever la intención de que haya representantes del sector gremial en las oficinas en que se toman las decisiones. «Que no sean siempre los empresarios los que estén marcando el rumbo del puerto de Mar del Plata, porque así nos va», pidió. Y reclamó que los funcionarios «se pongan los pantalones de una vez por todas y piensen en la gente de la ciudad».