La negativa de Alemania, la imprudencia de las nuevas autoridades y la presión de los organismos de crédito convierten al problema de Grecia en una crisis global.
La Bolsa de Atenas vuelve a mostrar sus miedos ante el incierto futuro con el nuevo Gobierno de Syriza. Las órdenes de ventas han provocado un desplome del 4% en la apertura, y que conforme avanza la sesión se va prolongando. Es la respuesta de los inversores al discurso ofrecido en la víspera por Alexis Tsipras en el Parlamento.
El domingo, Tsipras insistió en que no dará marcha atrás a su programa y volvió a plantar cara a los socios al decirles que está en sus manos que el país pague su deuda.
Por otro lado, en el mercado secundario de deuda el interés exigido a los bonos griegos a tres años escalaba al 20,28%, mientras que la deuda a cinco años ofrecía una rentabilidad del 15,232% y los bonos a diez años un 11,108%.
El jueves, Tsipras se verá por primera vez con sus homólogos europeos durante la reunión informal que mantendrán los jefes de Estado y de Gobierno de la UE.
Como consecuencia de la incertidumbre alrededor de Grecia, la agencia Standard & Poor’s decidió el pasado viernes rebajar en un escalón el rating de Grecia, desde ‘B’ a ‘B-‘. Asimismo, la agencia mantiene en vigilancia la nota del país heleno, lo que implica el riesgo de una nueva rebaja a corto plazo.