La Iglesia aprovechó San Cayetano para hablar del narcotráfico

En la homilía de la misa central el cardenal Mario Poli lamtentó: «Por este camino estamos como estamos». Y pidió atacar la «gran causa» de las adicciones: «el dios dinero».

El arzobispo de Buenos Aires, cardenal Mario Poli, lamentó ayer que no se afronte con eficacia desde el Estado el flagelo del narcotráfico y desde toda la sociedad las causas de fondo de las adicciones, pese a que cada vez se habla más en el país de esta creciente problemática. Poli expresó su preocupación durante la homilía de la misa central en el santuario de San Cayetano, patrono del pan y del trabajo, con ocasión de celebrarse su popular festividad anual.

De hecho, las palabras de Poli se producen luego del cierre de una campaña electoral con vistas a las PASO, en las que la cuestión del narcotráfico ocupó en los últimos días el centro del debate, particularmente a partir de la acusación a Aníbal Fernández, de estar involucrado en el comercio ilegal de drogas y de haber sido el autor intelectual del triple crimen de la efedrina.

“Hay algo que nos duele mucho: todos los días escuchamos hablar de la lucha contra el narcotráfico, de los caídos, de la fuerza policial… siempre estamos por ese tema… desde hace años. Pero miren cómo son las cosas: por ese camino estamos como estamos”, dijo el cardenal ante una multitud que durante horas realizó la característica fila para entrar al templo, en el barrio de Liniers, y tocar el vidrio que protege la imagen de San Cayetano.

Al referirse a las deficiencias y eventual corrupción que dificultan la lucha contra los narcotraficantes puso como ejemplo la fuga de una cárcel de México del “Chapo” Guzmán: “Es cierto que estamos en un Estado de derecho y tenemos que confiar en la Justicia, pero Dios no puede hacer entrar su misericordia cuando hay fallas como condenar justamente a un narco y que este se escape por un túnel. ¡De la misericordia viene la Justicia!”.

Con todo, consideró que el debate sobre el narcotráfico “nos distrae como el tero, que grita por un lado, pero el nido con los huevos está en otro”. Por eso, consideró que corresponde decir que “las causas del narcotráfico, de las adicciones no están en la gente, ni en quiénes las padecen. El problema está en otro lado: tenemos que verlo en una economía capitalista que erigió un dios dinero que desplazó a la persona y puso primero al consumo, y detrás a todos los valores”.

“Qué el Señor nos haga derramar su misericordia para entender que el centro de la economía es el hombre y que hay valores superiores, como el trabajo, la amistad, la familia, el deporte, la solidaridad”, señaló. El año pasado, durante un encuentro sobre las adicciones en la villa 31 de Retiro, Poli había pedido “políticas serias” contra el flagelo e instituciones de la sociedad que se ocupen de los adictos.

La virulencia de la campaña llevó a uno de los obispos auxiliares de Buenos Aires, monseñor Juan Carlos Ares, a criticar ese “clima enrarecido” y a reclamar “cuidarnos como hermanos”. En San Cayetano, en la misa que ofició antes que Poli señaló que estuvimos “criticándonos los unos a los otros”, pero “no sabemos qué queremos hacer en común, cuál es el proyecto que queremos brindar a los demás”.