LA NÁUSEA

Con horas de diferencia y a miles de kilómetros Estela de Carlotto y Benjamín Netanyahu demostraron ser el mejor ejemplo de lo que dicen combatir. Para ellos hay muros y secuestros buenos.

Benjamín Netanyahu, líder de un pueblo que reclama para sí el podio de las naciones víctimas de la discriminación y la persecución, aprueba con entusiasmo que Trump quiera aislar a los mejicanos como si fueran esos sub humanos que Hitler creía ver en los judíos.

«El presidente Trump está en lo cierto. Construí un muro un muro en la frontera sur de Israel. Frenó toda la inmigración ilegal. Gran éxito. Gran idea», escribió ayer Netanyahu en su cuenta de Twitter, donde también colocó la bandera de su país junto a la de los Estados Unidos.

Los llamados organismos defensores de los derechos humanos acostumbran erigirse como las únicas víctimas de la represión y llegan al absurdo de descalificar cualquier sufrimiento que no sea el de ellos,

Estela de Carlotto dijo que el presidente Mauricio Macri «no quiere la historia que nos tocó vivir, porque no le tocó vivir» y manifestó que «él fue secuestrado, pero parece que fue un secuestro bastante especial».

«El vive en otro ambiente, es empresario, con mucho dinero, mirando más para otro lado que para nosotros», advirtió

Ambos han demostrado ser miserables exponentes del egoísmo humano. Para Netanyahu despreciar, aislar y perseguir solo es malo si la víctima es judía; para Carlotto solo si responde a determinado grupo social e ideológico. Son, sin darse cuenta, ejemplo y honor de lo que dicen combatir.

Dan náuseas…