El grupo de investigación a cargo del proyecto “Monitoreo y seguimiento de las estrategias para minimizar la circulación del COVID 19” presentó el primer informe sobre la situación social durante el aislamiento.
La iniciativa, que obtuvo financiamiento a través del Programa de Articulación y Fortalecimiento Federal de las Capacidades en Ciencia y Tecnología COVID-19, es liderada por Marcela Ferrari, investigadora del CONICET y directora del Instituto de Humanidades y Ciencias Sociales (INHUS- CONICET, UNMDP).
Este primer informe, cuyo texto completo puede consultarse en: https://www.observatoriopolitico.com.ar/primer-informe-tecnico-covid-19/ fue elaborado a partir de encuestas realizadas en el mes de agosto -previo al retorno a la fase 3- a integrantes de los Comités Barriales de Emergencia (CBE). Los CBE son dispositivos que surgieron en el contexto de pandemia sobre la base de una red de asociaciones preexistentes –como asociaciones vecinales, organizaciones sociales, iglesias, clubes, entre otras- para ofrecer soluciones de contingencia a las necesidades de los vecinos y vecinas de comunidades vulnerables situadas en las cuatro zonas en que se dividió la ciudad para distribuir los alimentos.
Los barrios monitoreados fueron: López de Gomara, San Cayetano, La Herradura, Hipódromo, San Jorge, Las Américas, Regional, Don Emilio, Parque Hermoso, Valle Hermoso, Las Heras, Las Dalias, Alto Camet, Don Bosco, B. Rivadavia, Los Andes, Santa Mónica, Estación Norte/Centenario, Puerto, Villa Lourdes, Antártida Argentina, Monte Terrabusi, Santa Rosa del Mar, Quebradas y Nuevo Golf, Batán, Boquerón, Pueyrredón, Fortunato de la Plaza y Villa Evita.
Los especialistas involucrados en el proyecto explican que los principales problemas detectados fueron la emergencia alimentaria, la sanitaria, el déficit habitacional y el hacinamiento agravados por la falta de servicios -en especial, de tendido de la red de agua potable- y, sobre todo, la falta de trabajo que impacta sobre todo en el sector informal y cuentapropista, en especial entre personas ligadas a la construcción y el trabajo doméstico, y la violencia institucional y de género. Si bien estos problemas ya existían antes de la pandemia, los entrevistados destacan que los mismos se han profundizado.
De esta manera en un 90 por ciento de los casos, se consideró que se han sumado nuevas problemáticas como las dificultades de acceso a insumos de higiene y limpieza y a servicios de comunicación eficaces en tiempos en que la educación se realiza a distancia. Una situación similar se constató en cuanto al acceso a la información sobre manipulación de alimentos y prevención ante la pandemia. La única capacitación a la que se hace mención es el Programa CuiDARnos y se reconoce como el agente que brindó la capacitación a la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMdP) y a los propios CBE.
Actualmente, los CBE trabajan en conjunto con diversas instituciones y asociaciones para abastecer a los 350 comedores y merenderos que funcionan en la ciudad, que alimentan entre 30 y 150 familias en cada caso, 110 en promedio. El cuatro por ciento de los comedores relevados comenzaron a funcionar a partir del inicio de la declaración del ASPO. En aquellos que ya existían con anterioridad, la cantidad de personas que concurre ha aumentado significativamente desde entonces, y en algunos casos se ha duplicado. Con el recrudecimiento de la pandemia, el 40 por ciento de estas instituciones modificó su funcionamiento y comenzó a entregar viandas de comida para llevar, entregando alrededor de 44.500 viandas semanales. El 90 por ciento de los comedores cambió los modos de realizar la limpieza del lugar, pero sólo el 30 por ciento cuenta con los elementos de limpieza necesarios. Cabe destacar que el 80 por ciento de estas cocinas populares funcionan en casas particulares, de las cuales el 60 por ciento no cuenta con redes de gas, de modo que el combustible es gas envasado o leña. En ellos opera una red de 2600 voluntarios, en un 80 por ciento mujeres.
Respecto de las donaciones de alimentos, elementos de higiene y tapabocas, el informe reporta que provienen de donaciones particulares, aportes de las organizaciones sociales, la Fundación de la UNMDP, instituciones religiosas y el Estado. La organización de los vecinos en materia de prevención social y en la coordinación de las acciones resulta central. Hay una demanda generalizada de mayor presencia del Estado municipal para asistir sus derechos básicos en materia alimentaria y de infraestructura.
Los investigadores explican que otra conclusión a la que arribaron, es que el cumplimiento del aislamiento fue alto, cercano al 80 por ciento, pero que “se relajó con el tiempo”, debido a las necesidades de buscar alimento, salir a trabajar y, en última instancia por la necesidad de salir.
Los representantes del proyecto se reunieron el 1 de septiembre con concejales y concejalas de distintos espacios políticos, representantes del gobierno provincial y nacional, referentes de los CBE, autoridades eclesiásticas y universitarias para reportar los resultados obtenidos con el fin de contribuir a que quienes tienen la posibilidad de elaborar y poner en práctica políticas públicas, cuenten con la información certera y metodológicamente testeada que pueda orientar sus acciones. “El informe fue elevado al Ministerio de Desarrollo de la Nación y la respuesta de las todas las autoridades ha sido muy receptiva”, agregan los investigadores.
Este monitoreo se replicará periódicamente para evaluar la dinámica de los problemas sociales asociados a la pandemia, a partir de encuestas administradas a una muestra representativa de vecinos, con el fin de reconocer en qué medida evoluciona la situación de los y las marplatenses durante el aislamiento y el distanciamiento social. Esos datos serán complementados con el relevamiento de las noticias asociadas al ASPO acerca de las problemáticas sociales resultantes de la situación de pandemia o agravadas por ella.
Este primer informe fue elaborado por Augusto Bianchino, en colaboración con Gabriela Quiriti y Santiago Casamitjana. Además, se encuentra la labor de un equipo de encuestadores junto con Fernando Cacopardo, Manuela Fonseca, Claudia Mikkelsen, Ornella Polini, Pablo Salgado, Tamara Sosa y Juan Pablo Ubici. Todos ellos y el resto de los integrantes de un equipo de 25 personas esperan que la información sea recogida con el fin de solucionar los grandes problemas que aquejan a los marplatenses y batanenses en el particular contexto pandémico.
Fuente: Departamento de Comunicación CONICET Mar del Plata