LA SABIA VARA DE LA GENTE

Los mismos vecinos que día a día se enojan y protestan por quienes cortan las calles céntricas en nombre de las «luchas sociales», aplaudían esta mañana a los científicos que hacían lo mismo.

¿Están nuestros vecinos en contra de que los desposeídos reclamen por un sostén mínimo de vida, trabajo o vivienda?, ¿somos una sociedad perversa que le da la espalda al sufrimiento ajeno?, ¿despreciamos la pobreza?, ¿desconocemos vivir en la ciudad con mayor índice de desocupación del país?.

Ciertamente no…pero como ocurre en todo el país la presencia de «organizaciones» que comandan esas protestas y autodefinidos dirigentes sociales que viven de la miseria de sus «seguidores cautivos» han ido descalificando en el tiempo lo que a fines de los 90 comenzó como una sincera lucha de reivindicación para convertirse, poco a poco, en un negocio millonario.

No es entonces una suma de malos sentimientos o egoísmos comunitarios lo que lleva al hombre común a despreciar ese tipo de movilización; es el hartazgo de saber que todo es un montaje en beneficio de unos pocos, que la mano de lo peor de la política está detrás y que las molestias cotidianas a las que somos sometidos no tienen otra explicación que el habitual uso que de nosotros se hace en la lucha por el poder.

Por eso no extraña ese repudio popular como tampoco los bocinazos de salutación, los gritos de apoyo, las manos alzadas en señal de apoyo y todas las muestras de afecto que muiles de marplatenses expresaron esta mañana frente al corte que en las puertas del municipio llevaban adelante los investigadores y científicos del CONICET en su lucha por recuperar el presupuesto que insólita e irresponsablemente les fue birlado por las autoridades nacionales.

Sabemos lo que es importante, sabemos lo que es genuino y sabemos quienes son los que piensan en una Argentina de progreso y desarrollo en la que el conocimiento desplace a la improvisación, el trabajo al clientelismo, la educación a la grosería y la política a la demagogia. Todos valores presentes en ese abrazo simbólico entre los manifestantes y quienes circulaban por el centro felices de acompañar con su incomodidad el esfuerzo de quienes allí los representan.

Ejemplo claro de una sociedad que...la tiene clara.