La conferencia de prensa del bloque de diputados del FPV quedará en el recuerdo de los argentinos como la de la cara del miedo que se debate entre la sociedad y Cristina.
Los legisladores del oficialismo, obedeciendo una orden directa de la Casa de Gobierno según la cual debían descargar todas las dudas sobre la figura de Nisman, tomaron sin embargo conciencia de que hacerlo suponía un suicidio ante una sociedad que comienza a enfurecerse ante este tipo de actitudes.
Tibiamente fieles al estilo impuesto desde el Ejecutivo,plantearon en forma de preguntas genéricas, aunque llenas del veneno suficiente como para que la furia presidencial no los alcanzara, y terminaron redondeando una especie de «Himno a la Nada» que muestra claramente cual es el estado, puertas adentro, de una dirigencia que huele a fin de ciclo.
«A nosotros nos parece que todavía hay sectores mafiosos en la sociedad argentina», opinó la titular del bloque oficialista en Diputados, Julia Di Tullio.
Una triste imagen la entregada por representantes de un pueblo que lo único que pide a los gritos que la investigación iniciada por el fallecido fiscal llegue al final y lance luz sobre los acontecimientos.
La obediencia debida esta vez fue patéticamente tibia.