(Redacción) – La orden de entregar los archivos de la SIE que compenían parte de la prueba que hoy iba a presentar Nisman sólo servirá para acrecentar las sospechas.
La decisión de Cristina Fernández de Kirchner de desclasificar los documentos secretos de la SIE referidos al atentado a la AMIA no pasa de ser un acto efectista que parece destinado a tratar de convencer a la sociedad de una inocencia que a medida que pasan las horas parece más dudosa.
El secretario de Inteligencia Oscar Parrilli le envió una nota con la autorización a la jueza María Servini de Cubría, en la que señala que lo hace por orden de la presidenta de la Nación.
Ocurre que en horas de la madrugada, ya con la presencia de Sergio Berni en el departamento del fallecido fiscal, tres grandes bolsas plásticas con documentación fueron retiradas del lugar por personal de civil que, según los trascendidos dejados correr por el propio funcionario, eran miembros de la Policía Federal que intentaban preservar el material.
No había pasado una hora cuando desde la fuerza se hizo llegar a los medios una desmentida. No era personal policial el que había retirado el material, sino gente enviada por el Ministerio de Defensa por aparente orden directa del Gral. Milani.
Sea como fuese ese material desapareció y nadie duda que Milani, Capitanich o el propio Parrili están ahora en posesión del mismo.
¿Qué es entonces lo que va a «desclasificarse»?, ¿¿alguien puede creer que lo que se haga público será lo mismo que tenía Nisman?.
Concretamente…¿las trecientas escuchas telefónicas de las que habló el fiscal serán parte del material?. Obviamente NO.
Hace cuarenta años, jaqueado por el escándalo Watergate, el Presidente del los EEUU Richard Nixon ordenó desclasificar los documentos involucrados en aquella investigación.
Poco pasó para que la ciudadanía y la justicia tomaran nota de que faltaban algunas horas de las mismas, justo las que involucraban al mandatario.
La indignación de los estadounidenses, hasta ese momento tan desinteresados en la cuestión que en pleno escándalo reeligieron a Nixon con más del 60% de los otos, fue de tal magnitud que el mandatario se vio obligado a presentar la renuncia.
Una lección que algunos deberían olvidar…