En las últimas semanas se sucedieron modificaciones en el Gabinete. Tras el portazo de Prat Gay en Economía, se sumaron Daniel Chaín en Obras Públicas y Melconian en el Banco Nación.
Este es un gobierno de lo más verticalista. Todo pasa por la figura del jefe, que es Mauricio Macri. El esquema Gobierno de la Ciudad, lo replica claramente en el Gobierno nacional. Es decir, un jefe de Gabinete fuerte, que es su momento era Horacio Rodríguez Larreta, hoy está puesto en Marcos Peńa, que es el corazón del Gobierno, con dos laderos centrales que son Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, consideró el consultor Carlos Germano en diálogo con LaTecla.Info.
La salida de tres funcionarios de primera línea del Gobierno nacional encendió la seńal de alerta ante incipientes crisis internas dentro del Gabinete. Antes que se convierta en una de mayor escala, el jefe de Estado lo cortó de raíz.
Tales son los casos que se sucedieron en las últimas semanas: la salida de Alfonso Prat Gay como ministro de Hacienda, la de Daniel Chain al frente de Obras Públicas y la de Carlos Melconian como titular del Banco Nación.
Los cambios responden a una orden directa de Macri. Quien de alguna manera cuestionó o quiso diferenciarse del eje derivador de Macri, que es Marcos Peńa y sus dos laderos, está claro que así le fue a Prat Gay y Melconian, ańadió el politólogo sobre las modificaciones que se suscitaron en el seno de la política económica del Gobierno.
En tanto, con respecto a Chaín, Calor Germano desvinculó la figura de Marcos Peńa, sino que tuvo relación con el ministro del Interior de la Nación Rogelio Frigerio, quien ahora tiene todo el poder sobre las obras públicas, que son la gran apuesta del Gobierno.
Por su parte, el consultor Ricardo Rouvier, coincidió en que el movimiento de figuras en el Gabinete responde, en principio, a un orden político más que económico. «En lo político, se busca homogeneidad, cohesión y sobre todo reafirmar una línea de mando que viene del presidente Mauricio Macri y pasa por la Jefatura de Gabinete, a cargo de Marcos Peńa».
«Desde el punto de vista económico, se buscó reafirmar su línea heterodoxa, acá no hay liberalismo. En el pecho del presidente palpita un corazón neoliberal, pero eso es el deseo. De ahí a la realidad hay una distancia. La realidad les impide concretar el deseo. La tensión latente de una sociedad que no está dispuesta a retroceder», ańadió.
«El gobierno camina en un desfiladero presionado por los ortodoxos, que son el círculo rojo y demás, y por el otro evitando las consecuencias de la presión social. Esto les impide ser ortodoxos, entonces son heterodoxos», seńaló Rouvier.