Macri y un mensaje que comienza a perder espacio y crédito

Por Adrián Freijo – Macri  aceptó que la realidad se llevó puestos los buenos propósitos, omitió explicar el porqué de tantos errores de cálculo e insistió con lo que le duele que los argentinos sufran.

Un personaje raro de entender el presidente, si uno coteja sus dichos con la realidad podría concluir que se trata de un caprichoso, un soberbio o una persona ajena a la realidad que lo circunda. Tal vez un genio se esconda detrás de ese decir amañado, volcado en un tono casi exagerado de pretenciosa paquetería y que se dirige al interlocutor como si éste no pudiese entender nada de lo que ocurre, mérito solo permitido al él y a su «mesa chica». Pero, la verdad sea dicha, cada vez cuesta más dar esa categoría a lo que tenemos ante nuestros ojos…

Así pretende que haber subestimado la inflación fue una equivocación y ahora tenemos que creer que ya sabe como domarla y que va a bajarla 10 puntos en solo un año. ¿Porqué no debería equivocarse esta vez? y en todo caso…¿quién le devolverá al país el costo salvaje de aquel primer error?.

«Soy el primero en lamentar que un argentino pierda su trabajo, pero a la vez quiero decirles que desde el primer día nos propusimos modernizar el Estado argentino», dice el mandatario. Y el INDEC le recuerda que desde su asunción ha tenido entonces 300.000 motivos para lamentarse.

Y así, entre errores de diagnóstico y angustias por el dolor ajeno, Mauricio Macri sigue gastando el tiempo de su presidencia sin lograr que más argentinos crean en un proyecto que a todos les duele hasta el agotamiento y al que no se le ve la luz al final del túnel.

¿Cuál es el modelo de país que nos proponen?, ¿basta con terminar con los subsidios?, ¿cómo se resuelve el tema si se siguen atrasando los ingresos de la población?,

¿además de achicar el estado, que se ha hecho en serio para modernizarlo?, ¿cuál es el modelo institucional que se quiere construir?, ¿en serio cree el presidente que con decir que el anterior no servía, y demolerlo, es suficiente?,

¿cuál es la matriz de inversión posible en un país en el que la justicia no funciona y nada se hace para resolverlo?, ¿será la Argentina por fin una república en la que los delincuentes vayan presos y no se los mantenga libres por conveniencias electorales?,

¿quién se hará cargo de diagnosticar con seriedad lo que pasa y planificar lo que debe pasar?, ¿los mismos que erraron en todos los pronósticos y además tomaron todos los caminos equivocados?, ¿es posible creer que con tasas del 50%, inflación del 30%, dólar sin piso ni techo, una presión fiscal de más del 50%, una organización laboral propia del siglo pasado, una infraestructura destruida y una capacidad productiva que apenas supera lo primario, va a llegar «la lluvia de inversiones» que se prometieron hace apenas dos años y medio?.

Tal vez ha llegado el momento de abandonar esa muletilla que Macri tiene a flor de labios y que insiste en el «yo quiero decirles» para tratar que alguna vez sea la realidad la que nos de, al menos, una buena noticia.

Macri perdió credibilidad y lo que es peor perdió imagen de eficiencia. Dejó en evidencia que tiene modos distintos pero la misma falta de justeza al analizar y capacidad para actuar que sus antecesores. Quemó en forma acelerada un capital político que le hubiese permitido convocar al esfuerzo si la gente notase que se marchaba para algún lado. Y ya no alcanza con vivir levantando el dedo acusador hacia el pasado si no se puede a la vez usarlo para mostrar un futuro mejor.

Todos podemos apostar a la épica…pero no correr ciegamente detrás de una quimera. Pretender eso de la sociedad y echarla en manos de lo antiguo ha sido siempre una misma cosa.

Se acabó el tiempo de las explicaciones, de los slogans, de las virtudes pretendidas en el discurso y escatimadas en los hechos. Llegó el tiempo de gobernar para la gente, mejorar su triste presente y dar pruebas reales -no dialécticas- de que estamos frente a un gobierno que sabe lo que quiere y como hacerlo real.

Siempre y cuando, claro está, que lo que quiera sea lo que hoy estamos viviendo…