Macrismo y Kirchnerismo disputan el manejo del fútbol

Redacción Belgrano tuvo elecciones este domingo y Luis Artime, su histórico goleador, se impuso a Armando Pérez aquel que supo quedarse con la AFA. La pelea de fondo.

En Boca fue al revés: el kirchnerismo encarnado en Jorge Amor Ameal desplazó de la conducción del club más popular y económicamente poderoso del país al macrismo representado por Daniel Angelici. Y para lograrlo le alcanzó con dos clásicos del relato que hoy gobierna la Argentina: echar mano a un símbolo (Juan Román Riquelme cumplió en este caso el papel que a nivel nacional los «K» resumieron en Evita, pretendiendo que la segunda esposa de Perón era la que daba contenido ideológico al movimiento) y entronizar una mentira consistente en gritar a los cuatro vientos que el club estaba fundido, aunque a poco de andar debieran reconocer ante la asamblea de socios que la administración había sido impecable y que el superávit llegaba a los $1400 millones.

Ahora en Belgrano de Córdoba, tal vez habiendo aprendido la dolorosa elección boquense, el macrismo contraatacó y se llevó puesto al candidato kirchnerista Armando Pérez, aquel dirigente al que Néstor Kirchner entronizó al frente de la AFA en su torpe y fallido intento por quedarse con el fútbol, su manejo y sus negocios.

Esta vez los empresarios optaron por la figura de Luis Fabián Artime, legendario goleador del «pirata cordobés» al que supo popularizar su principal fan y difusor el cuartetero Rodrigo Bueno.

Alfredo Pagani (Arcor), los desarrollistas Marcelo Zidarich y Agustín Dahan, Ignacio Escuti (clínicas privadas), Nicolás Zarantorello (gerente de Forja) y Federico Ferral (con diversas empresas en el rubro alimentación), Ricardo Leiva, adscripto a la presidencia del poderoso Grupo Roggio; Antonio Mariano, líder de la cadena local de supermercados Mariano Max; y «Tori» Baistrocchi, importante jugador de los negocios del entretenimiento nocturno y muy vinculado comercialmente a Daniel Angelici, todos ellos promotores financieros de la hasta no hace mucho irrompible alianza entre Juan Schiaretti y Mauricio Macri, se quedaron con el manejo de la poderosa institución sin que el bueno de «Luisfa» se diese cuenta de su papel de mascarón de proa.

La armada empresarial que acompañó al hasta no hace mucho todopoderoso Armando Pérez es demostrativa del papel secundario que en la provincia mediterránea le ha tocado jugar al kirchnerismo y que, pese a los avatares de la política argentina, parece marcar un destino definitivo. El principal apoyo empresario que cuenta Pérez es el de Euclides «Tati» Bugliotti, empresario desarrollista. A él le responde Hernán Pérez Scolari, abogado de Bugliotti en el Grupo Dinosaurio, primer vocal en la lista de Pérez. El apoyo de Bugliotti no es testimonial: prometió que si gana Pérez le cedería a Belgrano la explotación de «Orfeo Park» un campo preparado para espectáculos al aire libre en Salsipuedes, que es parte de un mega complejo que posee el empresario.

Y ahí se acaba la artillería empresarial del ex interventor de la AFA. ¿Poco?…nada.

Cada día es más notoria la injerencia de la política en el fútbol argentino -convertido en caja económica, manejo de poder, tráfico de drogas e influencias y vía de acceso a los medios de comunicación- y la sorda pelea entre el macrismo y el kirchnerismo parece definirse también en los clubes y en los estadios.

Casi como que aquello de «pan y circo» no fue otra cosa que un ejercicio de anticipación…