Mañana de violencia en el Concejo Deliberante

(Redacción Libre Expresión) – La sesión había comenzado bajo el signo de la tensión. Los cruces entre los concejales Abud (UCR) y Rosso (AM) fueron subiendo de tono y enfervorizando a una barra notoriamente compuesta por seguidores de uno y otro bando de los que se enfrentaban por la continuidad de Vilma Baragioila en la presidencia del cuerpo.

Quienes asistieron hoy a la sesión especial convocada para destituir a Vilma de su cargo fueron testigos de un montaje muy lejano a lo que debe ser un debate público y, sobre todo, a un intercambio básico de ideas en el que se supone que el otro debe ser escuchado.

Los diferentes bloques fueron a sostener sus posiciones en forma cerrada y definitiva. Tanto es así que nadie puede dejar de preguntarse si este sistema del debate público sigue teniendo sentido.

¿O no es una pérdida de tiempo una maratón de exposiciones en la que todos saben que es lo que el otro va a decir y que tampoco existe posibilidad alguna que lo cambie, aún que le demuestren su error?

Esta duda acerca del «debate» público alcanza también a la barra.

¿Es «el pueblo» el que allí está o son grupos organizados por los diferentes partidos para hostilizar o apoyar lo que allí se diga?. La respuesta es más que obvia.

Y cuando las cosas son así, amañadas y pre armadas, siempre aparece el diablo y mete la cola.

Y esta mañana el diablo se llamó Carlos Pampillón -hay que reconocer que lo representa a la perfección- ese insólito dirigente de extrema derecha que se especializa en armar escándalos a cada paso, tal vez creyendo que como algún antecesor en el tiempo eso a la larga le traerá réditos de la mano de una sociedad atemorizada por la inseguridad y harta de la ineficiencia de la clase política que,como aquella de su numen lejano, pueda reclamar un liderazgo de «mano dura»…del que después por supuesto se arrepentirá.

Gritos, insultos, trompadas y dicen los testigos que hasta algún arma blanca se apropiaron del recinto obligando a suspender la sesión momentáneamente y a convocar a la policía y los paramédicos que al parecer son los que más trabajan en este tiempo democrático.

Tras el cuarto intermedio y con la tensión a flor de piel se reanudó el debate, que todos suponen maratónico, en el que cada uno dirá lo que venga a decir y -esperando que sin más trompadas mediante- volverá tranquilamente a su casa.

Hasta la próxima puesta en escena….perdón, sesión.