MAR DEL PLATA: UNA VENTANA A LA IMPUDICIA

Subleva ver como Mar del Plata es tomada como ciudad «ventana» por tanto aspirante político que por ella está dando vuelta por estos días.

Observar el centro de la ciudad plagado de policías es bueno. Pero esa bonanza declina cuando nos enteramos que los barrios marplatenses siguen tan abandonados a la mano de Dios como siempre.

De nada sirven las quejas de los vecinos ni tampoco las cotidianas noticias acerca de la inseguridad que se vive en las zonas interiores de la ciudad. La «postal» de los patrulleros en las playas, los centros de atracción turística y los barrios de la zona central se mantiene inconmovible, porque para eso está: para mostrar una realidad ficticia que pocas veces alcanza al ciudadano.

Aunque aún en esa zona privilegiada quede en evidencia que la frivolidad del operativo hizo que no se previeran siquiera cuestiones que pudieron ser resueltas, como la presencia explosiva de trapitos y limpiavidrios que se han adueñado de Mar del Plata con más libertad que nunca.

Somos entonces en una síntesis de aquello en lo que se ha convertido nuestro país. Un relato constante, una ficción estadística y un mundo irreal, blindado y de privilegios del que sólo disfrutan y al que sólo ven unos pocos privilegiados con la pomposa pretensión de ser «la clase dirigente».

Los demás, los que somos simples ciudadanos de esta sociedad ocultada, sentimos estar más desprotegidos que nunca.