Marcelo Gallardo: un tipo que sabe todo de eso llamado fútbol

Por José Luis Ponsico (*) –  Marcelo Gallardo, artífice de otro triunfo de River en la  «Bombonera», apuntó a dos factores: el táctico y el impacto emocional, ganar «las divididas». Supo que el camino era plantarse y lo hizo.

Josè L. Ponsico

Según algunos datos recogidos, Marcelo Gallardo, artífice de otro triunfo de River sobre Boca en la mítica «Bombonera», apuntó a dos factores decisivos: el táctico -no dejar espacios al rival para los contraataques- y el impacto emocional, ganar «las divididas», por lo menos en los primeros 15 minutos. Con un gol a favor, un tercer factor: el nerviosismo rival en su casa.

Penales y River afuera. 2005, tiempo de supremacía bostera

Boca hasta la llegada de Marcelo Gallardo a River, tercer regreso, dos como futbolista, 03 y 09, ocurrido en agosto´14, tenía supremacía en dos aspectos. Lo había eliminado en torneos internacionales, especialmente la noche -inolvidable para el «xeneize», penales 5-4 en el Monumental´05- y final´76 único cruce «a finish», «avivada» de Rubén Suñé en «El Cilindro»

El popular «Muñeco» Gallardo, talentoso futbolista, nacido en la localidad de Merlo, en el oeste del Gran Buenos Aires, el 18 de enero del 76-a unos 45 kilómetros del Obelisco- en su ocaso, había «salvado» a River en «La Bombonera»: aquéllos dos tiros libres desde la izquierda, con perfectos «chanfles» de derecha

Gallardo: tiros libres salvadores para rescatar a River

El primero faltando 15 minutos en el torneo de AFA ´09 y antes de cumplirse un año repitió otra «comba» perfecta en el Monumental. Los dos a Roberto Abbondanzi. Para dos empates en uno. Un tiempo donde Boca llegaba mejor con su conductor, Juan Román Riquelme.

Este ciclo lo ubica a Gallardo como un estratega genial a la hora que River tiene duelos con Boca en instancias de eliminatorias semifinales y finales. Desde la primavera 2014, el uno a cero, pié abierto de Leo Pisculichi, centro fuerte de Leonel Vangioni. La noche de Marcelo Barovero. En adelante.

Gol de Pisculichi y el primero de una larga serie de festejos

Gallardo sorprendió mayo 2015 cuando volvieron a cruzarse por Copa Libertadores. Donde Boca aparecía como «la fija» -el equipo de Rodolfo Arruabarrena había ganado invicto, fase previa; River llegaba con errores- y el DT dejó afuera a Leonardo Pisculichi y sorprendió con Leo Ponzio y Matías Kranevitter. La «cátedra», varios panelistas, criticó al «Muñeco».

El fútbol «champagne» de River de Gallardo, primavera de 2014, el millonario completó 31 partidos sin perder -superó racha de «La Máquina», 1941-42 antes de la partida de José Manuel Moreno a México, en ninguna de esas instancias estuvo en la sintonía fina. Por el contrario, River se impuso por temperamento

Supercopa 2018: la tendencia comienza a consolidarse en Mendoza

En marzo 2018 Boca llegó a Mendoza con 23 puntos de ventaja sobre un descolorido River en la Superliga -con errores, no «ligando» casi nada- pintaba como favorito. Aunque el mundo Boca sabía que ni River ni Gallardo «estaban muertos». En Mendoza, otra vez el «combate territorial» lo ganó psicológicamente el River de Leo Ponzio, el «jefe» en la cancha.

Juan Carlos Biscay, padre de Matías, fiel asistente de Gallardo, comentó cierta vez: «Marcelo a los 16 años ya era un chico que pensaba como un grande. Inteligente, astuto, buen corazón. Se quedaba en casa. Un hijo más». El propio ex referí añadió que con el dinero ganado de la primera transferencia al Mónaco, en el 98, repitió lo de Javier Zanetti. Armó una Fundación.

«En Merlo, padre e hijo, los Gallardo, dieron merienda y atención a un centenar de chicos de familias humildes. Marcelo en Francia, como «Pupi» en Italia, no olvidaron sus orígenes de familias de obreros», afirmó el papá de Matías. Corría el año 97, cuando el conductor de River se casó con Geraldine La Rosa, hoy empresaria de una firma de ropa femenina

Amadeo y Ponzio: River en estado puro

Algunos argumentos que River no tuvo en la temporada anterior: la llegada de Franco Armani, pedido por el DT. Los centrales Jonatan Maidana y Javier Pinola, achicando siempre detrás de Leonardo Ponzio, capitán y ya legendario dueño del medio campo «millonario». Laterales que suben en velocidad: Gonzalo Montiel, una sorpresa y el recuperado Milton Casco

El notable Amadeo Carrizo, mítico arquero de River, con 92 años, atribuye a Ponzio la misma importancia que tenía «Pipo» (Néstor) Rossi en los 50, cuando River ganó cinco campeonatos entre 1952/57, sobre seis. Boca obtuvo el del 54, cayendo dos veces con el rival de siempre.

Los «alfiles» de Ponzio, el juvenil tucumano Exequiel Palacios, 19 años, «hallazgo» de Gallardo y experimentado Enzo Pérez, ahora «doble 5» para cortar y salir, tratando que la pelota salga bien jugada. Palacios tiene el estilo del inolvidable Juan José López, cuando tenía la misma edad. Inteligencia, habilidad, panorama, pegada.

Pity Martínez y Exequiel Palacios: el fútbol del River del Muñeco

Un inspirado Gonzalo «Pity» Martínez repitió en cancha de Boca una actuación decisiva: el golazo de la apertura, parecido al que abrió la cuenta el año anterior. Dos zurdazos, con voleas que no parecen tan sencillas cuando la pelota bien de aire y las toma como vienen

El colombiano Rafael Borré se fue adaptando, trata de hacer lo que hacía el pibe Sebastián Driussi: diagonales y favoreciendo el juego del goleador Lucas Alario hace un año y medio. Entre ambos, más de 20 goles.

Gallardo quiere a Borré, cerca de Lucas Pratto con el complemento de un virtuoso, Ignacio Scocco, al que el técnico guarda casi siempre «como un as en su manga». River lleva 29
partidos sin perder. En la primavera 2014 estuvo 31 sin derrotas.

Lo dicho: un impacto de Gallardo, ahora ídolo -no lo fue como jugador «tapado» por Ariel Ortega y Enze Francéscoli- el pibe lúcido del barrio El Mosquito, de Merlo, que muchas veces se quedaba en la casa de los Biscay, para no vivir viajando.

A los 42 años, el popular «Napoleón Bonaparte», un 10 talentoso en los 90 -llevado a la Primera por Daniel Passarella, el «Muñeco» con 17 años, invierno del 93- hoy es lo que
Carlos Bianchi, a Boca en aquella época: un ganador. Cuando los técnicos son las figuras
de sus equipos.

También cuando el fútbol remite a la inteligencia «táctica» y con el temperamento de los excelentes conductores de grupos donde conviven «estrellas» con juveniles; talentosos con rústicos y «combativos» con «racionales». River nunca había ganado tanto antes en un ciclo
de cuatro años.

(*) Columnista de La Señal Medios, Libre Expresión y Mundo Amateur