Mardel K: el delicioso encanto de pertenecer

(Escribe Adrián Freijo) –  Mientras se pelean como chicos por cada cosa que hace alguno de ellos, los K alambran Mar del Plata como si fuera un territorio a colonizar.

Ayer nomás mostrábamos  la insólita apropiación que el gobernador de Entre Ríos Sergio Uribarri ha hecho de una playa pública marplatense para llevar adelante su campaña política.

También hablábamos de Scioli y su compulsión naranja, que este año ha atropellado todos los límites de la lógica y se quedó con cuanto territorio quiso a lo largo y a lo ancho de la costa.

Pero no están sólos; Diego Bossio -titular del ANSES y también pretendido candidato K a la gobernación- resolvió que el no podía ser menos…y fue por más.

No hace mucho el intendente nos ¿convencía? de  que era necesario bajar todos los carteles publicitarios para evitar la contaminación visual.

Es cierto que antes de que pudiésemos decirle que ya estábamos convencidos, inmensas grúas precedidas por nubes de circunspectos inspectores habían arrasado con toda cosa fija que tuviese una inscripción y estuviese a más de un metro del suelo.

Y una de las víctimas emblemáticas de semejante compulsión de horizonte fue, sin duda alguna, el cartel de Quilmes que por tanto tiempo se había enseñoreado en el muelle De los Pescadores.

Y bueno, todo sea para ver con más nitidez las gaviotas.

¿Alguien le avisó a Bossio?…y en todo caso ¿le avisaron que estaba prohibido andar polucionando por ahí o le dijeron «dale ahora, la tenés libre»?

Porque la foto que acompaña esta nota es demasiado clara como para tener que explicar algo.

Con el cartel de la afamada cerveza se tapaban algunas nubes… con el de Bossio se tapa directamente la escollera.

20150106_150103

Pero eso no es todo; como para marcar presencia el hombre colocó enfrente una especie de carrindango-barraca, de fines tan difusos como el alcance de los controles municipales, al que no tuvo mejor idea que instalar… ¡¡¡SOBRE LA CALLE!!!

20150106_150333

Si, sobre la calle; apropiándose de ella y cortándola al tránsito.

Y así entre Uribarri, Scioli y Bossio se quedaron con las playas del centro, el paisaje, la ordenanza contra la contaminación visual… y la dignidad de los marplatenses.

Que ya no estamos polucionados… tan sólo sodomizados.