Nace una era: Donald Trump ya es el 45° presidente de los EEUU

Un discurso en el que reafirmó los puntos de la campaña y criticó duramente a la clase política. Tonos nacionalistas, con alguna xenofobia y una visión sesgada de la realidad mundial.

El discurso inaugural de Donald Trump no tuvo sorpresas. Constructor de un poder cargado de personalismo, convocando a los peores temores de una sociedad conservadora que parece no saber como manejar los problemas y peligros del nuevo tiempo y sobre todo la recurrente crisis económica que no termina de resolver la globalización, el nuevo presidente dejó sentado que se dispone a cabalgar sobre la ola de una nueva etapa de su país y del mundo en la que el proteccionismo, las fronteras cerradas y la seguridad nacional estarán por encima de la visión clásica que se tiene de los EEUU.

Estos son los párrafos salientes del discurso y los que más claramente marcan su pensamiento:

Proteccionismo como religión:
«Seguiremos dos reglas básicas: compren productos americanos y contraten a trabajadores americanos»

Personalismo cono forma de gobierno:

«Lucharé por vosotros con cada aliento y nunca, nunca os decepcionaré», dije el presidente Trump entre los aplausos de los asistentes.

Críticas a los resultados de la clase política:

Trump recupera sus críticas al abandono de las infraestructuras, el ascenso del crimen, los cierres de fábricas en suelo estadounidenses que han dejado a miles de ciudadanos sin empleo o la violencia que atribuye a la falta de seguridad en la frontera con México.

Cambio del orden mundial:

«Hoy solo miramos al futuro. Desde este momento, una nueva visión gobernará nuestra tierra. Desde este día, solo será «América primero». Cada decisión en comercio, impuestos, inmigración o asuntos exteriores, tendrá el objetivo de defender a los ciudadanos y trabajadores estadounidenses».

Una legitimidad de origen distinta:

Trump reitera que su victoria es fruto de un movimiento sin precedentes en la historia de Estados Unidos.

El miedo como impulsor de la nueva mística:

Si Obama se mostraba optimista justo antes de abandonar la presidencia, Trump retoma ahora el tono trágico y pesimista que alerta del crimen, la pobreza y los problemas de violencia que, según él, «arruinan el futuro de nuestros hermosos jóvenes»

La épica como motor:

«Debemos pensar y soñar a lo grande. No aceptaremos más a todos los políticos que no hacen nada más que quejarse pero no trabajan para encontrar soluciones»

Creer en la palabra del líder:

«No dejen que nadie les diga que no se puede conseguir. No hay desafío que no podamos superar. Nuestro país va a florecer de nuevo. Estamos en el nacimiento de un nuevo milenio que liberará la tierra de las desgracias de la enfermedad y dominaremos las industrias y la tecnlogía del mañana».