Los años no pasan en vano y Omar Narváez no es la excepción. Naoya Inoue, la mayor promesa del boxeo japonés, lo destrozó en pocos minutos.
Desde el comienzo el japonés se mostró firme y sus golpes hicieron mella en un Narváez que ya en el round inicial conoció la lona.
Una segunda caída disparó la furia del Inoue ante un Huracán sorprendido e impotente para contener semejante catarata de golpes. El voleo de mano izquierda del hasta entonces campeón, que en otras ocasiones le sirvió para abrir camino, no pudo esta vez hacer otra cosa que dejar espacios abiertos para el directo del rival.
En el segundo round se definió todo. Ya dueño de la situación Inoue arrolló al neuquino y en la doceava defensa del título terminó con la pelea y tal vez con la carrera de quien sin duda ha sido uno de los campeones más grande de la categoría mínima.
Un cruzado de izquierda puso a Narváez nuevamente en la lona y, aunque volvió a la pelea, recibió una potente izquierda en la zona hepática que puso fin al match.
Será momento de replanteo y de pensar seriamente si, después de una carrera excepcional, no ha llegado el momento del descanso para alguien que por siempre quedará en la historia del pugilismo nacional.