El hombre quiere mostrar que aún está en posesión del poder, y vaya si lo logra. A la reforma migratoria de ayer le agrega una ampliación de la campaña en Afganistán.
Las guerras se le resisten a Barack Obama. El presidente que prometió que cerraría los dos conflictos que han marcado la política exterior de Estados Unidos la última década, tiene problemas para pasar página. Primero fue Irak, donde tras el avance del Estado Islámico (EI) ha ordenado ataques aéreos contra posiciones del grupo extremista y ha enviado cada vez más “asesores” militares. Ahora se le complica también Afganistán, donde Obama ha ordenado discretamente una misión más amplia que la prevista inicialmente para las tropas que permanecerán allí tras la retirada de las fuerzas internacionales a finales de este año.
Según adelantó este sábado The New York Times, los 9.800 efectivos que quedarán en Afganistán en 2015 ya no sólo deberán entrenar a las fuerzas afganas y participar en operaciones antiterroristas contra Al Qaeda, como detalló Obama en mayo cuando reveló sus planes para el país. En las últimas semanas, el presidente ha dictado nuevas directivas que amplían esta misión: las tropas estadounidenses podrán participar también en acciones contra los talibanes, algo hasta ahora no previsto.
Fuentes del Gobierno estadounidense que hablaron bajo condición de anonimato subrayaron sin embargo a EL PAÍS que el fin último de la misión militar no ha cambiado: proteger los intereses y el personal estadounidense en Afganistán y ayudar a la formación de las tropas de ese país. “No vamos a atacar a combatientes solamente porque sean miembros de los talibanes”, precisó la fuente. Pero “en tanto que miembros de los talibanes amenacen directamente a EE UU o a las fuerzas de la coalición en Afganistán, o si proporcionan ayuda directa a Al Qaeda, entonces tomaremos las medidas apropiadas para garantizar la seguridad de los estadounidenses”, matizó sobre el cambio en la estrategia.
Aunque la misión, según la Casa Blanca, siga teniendo el mismo fin de proteger intereses estadounidenses, el hecho de que haya muchos más talibanes que miembros de Al Qaeda en Afganistán da cuenta del potencial impacto de esta nueva directiva, destacó la agencia Associated Press.
Además de operaciones concretas contra talibanes, la decisión de Obama también incluye una autorización para proporcionar apoyo aéreo a operaciones de combate afganas.
Según el New York Times, este cambio en la directiva pone de relieve una vez más las divergencias entre los asesores civiles de Obama, que han rechazado insistentemente cualquier medida que ponga en riesgo más vidas estadounidenses en Afganistán, y las presiones del Pentágono, que quiere un mayor radio de acción en el país. Lo que no cambia esta nueva directiva —al menos por ahora— es el plan de Obama de reducir las tropas de EE UU en Afganistán hasta su retirada total a finales de 2016.