Norma Castaño, Betina Zubeldía y Adriana Abaca son tres mamás que luchan contra el narcotráfico y se conmocionaron con la muerte de Norma Bustos.
Norma Bustos tenía 53 años. La mataron en la puerta de su casa, mientras atendía su kiosco. Desde que un grupo de narcotraficantes mató a su hijo en 2013, vivió luchando por Justicia.
Aunque todavía se está investigando su asesinato, todo parece indicar que fueron los mismos narcos que fueron por ella para que se calle. Frente a este escalofriante escenario, tres madres que también luchan contra el negocio de la droga tienen miedo.
«Estamos shockeados por lo que pasó. Y nos preguntamos qué nos puede suceder a nosotras. Se animaron a matar a una madre, después seguirán con otras. Esto es como una película, pero ocurre tanto en Rosario como en Santa Fe», manifestó Castaños en declaraciones a la prensa.
La mujer manifestó que «lamentablemente, los chicos que se inician en la droga tienen dos caminos. O la cárcel o la muerte. Algunas madres podemos luchar y otras no pueden hacerlo para que sus hijos dejen de ser consumidores y no sean delincuentes. Y en esto le damos toda la responsabilidad al gobierno. Somos madres que tenemos un problema: no queremos que nuestros hijos no lleguen a ser delincuentes y que reciban ayuda».
En ese sentido, explicó que la muerte de Bustos «nos asusta porque se terminaron los límites. Ahora van contra una madre. ¿Qué podemos esperar nosotras? Ahora tengo mucho miedo. Cuando el poder político se aleja y no hay nadie que te brinde protección, te deja una sensación de vacío. El gobernador es responsable de lo que nos sucede»
«Solo somos mamás que denunciamos a narcotraficantes. ¿Tenemos que esperar que nos maten por nuestra lucha?», se preguntó también Betina Zubeldía.
La vida de Betina dió un giro en el 2012, cuando descubrió que hijo era adicto a las drogas. Su instinto de madre la llevó a dar una pelea desigual: detectó los lugares donde le proveían droga y enfrentó cara a cara a los narcotraficantes para decirles que le estaban «cagando la vida a los pibes». Los denunció con nombre y apellido. La respuesta fue violenta: amenazaron con matarla, quemaron su auto, incendiaron su negocio y balearon la casa de sus padres.
Un calvario similar padece Adriana, madre de diez hijos y ex empleada policial. También enfrentó a los soldaditos que hostigaban a su familia. Su primera denuncia la hizo en febrero de 2012. En estos dos años y medio, sufrió dos atentados a balazos, amenazas constantes y todo tipo de agresiones. Hasta intentaron usurparle la casa en un ataque comando que lideraba un chico de 11 años armado con una carabina. Dice estar convencida que los narcos que la atacan tienen relación con el clan Cantero, líderes de la banda Los Monos.
En cuanto a la investigación del asesinato de Bustos, el fiscal Ademar Bianchini, continúa en la búsqueda de pistas y testimonios para identificar a las dos personas que se trasladaban en la moto que llegó a la casa de la víctima y la ultimó de tres disparos.