ODA AL SUICIDIO

A días de las elecciones el gobierno nacional enfrenta una serie de problemas, casi todos autogenerados, que predisponen el mal humor de la sociedad. ¿Errores o simple incapacidad?

 

José López estaba en condiciones de salir en libertad desde hace bastante tiempo. Puede ello gustarle o no a la sociedad pero es así. ¿Porqué vamos a crear para el ex secretario de Julio De Vido un código distinto?. Había saldado las dos terceras partes de su condena y, como todo ciudadano en su situación, podía pedir el cumplimiento condicional de lo que le faltaba purgar.

Nada podía hacer el gobierno para cambiar esa situación ni tampoco la oposición para mantenerlo preso. Pero lo que el kirchnerismo pudo intentar, si es cierto alguno de los nombres que han trascendido acerca de quienes aportaron la caución exigida, era demorar al menos una semana el estallido de un tema que, a horas de votar, vuelve a poner a la corrupción en el centro de la escena electoral.

Carla Vizzotti debía conocer que la vacuna Sinopharm no había sido aún autorizada en China para ser aplicada a los niños. Y si no lo sabía solo cabe creer que la ministra fue engañada por las autoridades de aquel país o concluir que mintió irresponsablemente para favorecer electoralmente a su gobierno, aunque ello atentara contra la salud de los menores.

Pero ocurre que Cristina ha ordenado que Argentina ate su destino al gigante del Asia y se espera que en las próximas semanas se anuncien acuerdos comerciales y financieros que, según creen ingenua o perversamente sus promotores, permitirán al gobierno presionar sobre las autoridades del FMI y de los Estados Unidos para resolver la cuestión de la deuda. Así las cosas Vizzotti no puede denunciar el engaño y debe callar.

Y a pocos días de la votación la cuestión de la mala praxis del gobierno de Alberto Fernández durante la pandemia vuelve a estar en el tapete con el agravante que ahora afecta a la niñez.

Roberto Feletti se adelanta al INDEC y anuncia que la inflación de octubre se ubicará por encima de los tres puntos. Reconoce explícitamente que su cuestionado congelamiento de precios no sirvió para nada y seguramente no lo hará en el futuro.

Hubiese sido imperdonable que «tocara» los números -ya tenemos demasiados antecedentes del costo que se paga por esa costumbre- pero bien pudo retener los datos hasta el lunes siguiente a las elecciones. Una demora es un pecado venial y nadie hubiese tomado nota de ello.

Y a horas de ir a las urnas los argentinos ven agitarse frente a ellos el fantasma de la creciente inflación y la incapacidad del gobierno para combatirla.

Y hay más: la errática política cambiaria que cada día recibe un nuevo cachetazo, el anuncio de nuevos congelamientos que bien pudieron esperar unos días si es que el oficialismo pretende que alguien le crea eso de llamar a un gran acuerdo nacional -¿de qué acuerdo hablamos si todas las decisiones se toman previo a convocarlo y contra la voluntad de los que se pretende sentar en la mesa?- y la cuestión de las jubilaciones de privilegio de Cristina que bien pudo resolverse el lunes 15 para no estallar semejante bomba en un momento en el que se ha resuelto dejar a los jubilados fuera de toda mejora a sus magros ingresos.

¿Necedad?…¿torpeza?…¿un sálvese quien pueda antes de la derrota?…¿soberbia?…¿incapacidad de ver lo que pasa alrededor?…¿un poco de todo eso?.

Sea lo que fuese el gobierno resolvió suicidarse y cantó una oda a su propio desatino. Porque no saber gobernar es grave…pero no poder elegir el momento y la forma para dar malas señales ya es otra cosa.

Póngale el lector el nombre que mejor le parezca…