Opinión – La doble cara de un país que no define su posición sobre el aborto

QUIERO Y NO QUIERO

El Ministerio de Salud de la Provincia acaba de crear un equipo móvil para emergencias que actuará en casos controversiales de aborto no punible, y un consultorio para asistir con medicación a las víctimas de hasta 12 semanas de gestación. Mientras tanto la legislación argentina mantiene en un limbo todo lo referente a aclarar las diferentes situaciones que justifican los casos terapéuticos y la nación adhiere al pacto por los Derechos del Niño por Nacer. Un absurdo… otro más.

Por Adrián Freijo

Por Adrián Freijo

Así lo anunciaron los especialistas de la cartera sanitaria, en el inicio de una ronda de capacitaciones al equipo de salud (sobre todo a obstétricas y ginecólogos), que recorrerá seis universidades nacionales. Todo esto con dos objetivos: garantizar el derecho a estas prácticas legales y reducir las muertes maternas por aborto.

La decisión pone una vez más en el tapete la discusión acerca del aborto que sigue siendo motivo de fuerte controversia en un país en el que aún sigue siendo motivo de persecución penal en la mayoría de los casos.

La Argentina, adherente a la legislación internacional de los derechos del Niño por Nacer, debería reglamentar con una exactitud hoy inexistente los casos puntuales en los que puede hablarse de aborto terapéutico. Sin embargo la proliferación de casos judiciales en la materia indica que esto está lejos de conseguirse.

La libertad de conciencia -tal vez el más amplio y contundente de los derechos humanos- ha servido hasta el momento para que cada individuo pueda decidir si acepta o no someterse o someter a un tercero al ejercicio de la prerrogativa de abortar. Sin embargo la falta de zonas comunes entre defensores y detractores de la práctica han terminado por generar un limbo jurídico preocupante, como siempre lo es cualquier falta de claridad en el alcance de un derecho y su consiguiente obligación.

La prestación que ofrece ahora la administración provincial no hace otra cosa que aumentar esta disputa. ¿Cuál es el caso concreto en el que un profesional puede esgrimir una controversia de conciencia cuando se trata de una práctica quirúrgica que hasta puede suponer riesgo también para la madre?.

Insistimos que esto debería estar aclarado en la reglamentación de la ley pero hasta ahora no es así.

Con lo que estamos, una vez más, ante la sempiterna costumbre nacional de poner el carro adelante de los caballos.

Aunque también una vez más Scioli diga que está contra el aborto -para contentar a la Iglesia y al electorado católico- y de pasos concretos en el sentido que le piden los votantes más progresistas de la sociedad.

En el país de los derechos del Niño por Nacer…se sofistican las prácticas abortivas.

Y la ley…no dice nada en concreto.