Pampillón y el camino equivocado hacia una derecha democrática

Redacción – El discutido dirigente nacionalista vuelve a cruzar el límite de la convivencia democrática al aconsejar a la población que se arme en defensa de sus intereses. Una ocasión perdida.

 

Calor Pampillón es un dirigente que ha ido construyendo una imagen personal que siempre se ha visto envuelta en todo tipo de controversias. Sus reacciones violentas -a las que siempre justificó o negó según las circunstancias y las pruebas de de ellas existiesen- lo convirtieron en paradigma de una forma de hacer política que no es acompañada ni aceptada por la mayoría de la población.

Paralelamente su insistencia en la defensa de las que son sus convicciones le dieron una representatividad que, aún minoritaria y expresiva de un sector menor de la comunidad, lo fue posicionando como referente de una derecha que, a veces forzando sus convicciones, se disponía a jugar en el marco del sistema democrático que consagra la Constitución nacional.

A través de su partido Renacer -aún en formación y en la búsqueda de poder cumplir los requisitos para ser reconocido como tal- Pampillón inició un camino que en su momento señalamos desde LIBRE EXPRESIÓN como el intento por institucionalizar la derecha política (Ver: La derecha política busca su integración al sistemaalgo que tal vez vendría a completar el arco ideológico de la partidocracia nacional.

Pero parece que no va a ser posible: a la defensa pertinaz de la última dictadura militar -algo incompatible con las leyes del país y puntualmente penado por nuestro ordenamiento legal al que se supone que una fuerza política debe responder- Pampillón, en su carácter de líder o referente de Renacer, convoca a sus seguidores a armarse y, bajo el pretexto de la defensa del capital privado, vuelve a poner por delante las estigmatizaciones ideológicas para señalar lo que él supone son los enemigos de la sociedad.

«A TODOS LOS ARGENTINOS DE BIEN, les pido que se unan, sean solidarios con el vecino y tengan SUS ARMAS EN REGLA.  Y a los que no las tienen, y son propietarios de terrenos, casas, campos, etc. QUE SE ARMEN. No pregono ni fomento violencia o hago apología de delito alguno, ya que seguramente me van a acusar. Los delincuentes son LOS USURPADORES que trabajan por y para el gobierno de lacras comunistas, guevaristas, montoneras y terrorista que tenemos» sostiene en un mensaje a los suyos a través de las redes sociales.

Y no se equivoca Pampillón cuando anticipa que no va a faltar quien lo acuse de convertirse en apologista del delito; pero no es nuestro caso. Tal vez no sería complicado explicarle acerca de aquello de los ciudadanos como esclavos de la ley, pero para hacerlo es necesario que quien recibe el mensaje de sumisión ante las normas esté dispuesto a aceptar que ningún ciudadano puede ubicarse por encima de ellas. Y pareciera que Carlos Pampillón no termina de aceptar que así son las cosas.

Una verdadera pena, una actitud que no hace otra cosa que desnudar convicciones y otra ocasión perdida para una derecha que puede llegar a interpretar a muchos ciudadanos argentinos que sin embargo rechazan la violencia como instrumento de la lucha política y la ideología como configuración de conductas criminales.

Y que limita un proyecto que pudo ser político a la condición de uno más de los intentos sectarios que, por izquierda y por derecha, han alimentado en el país aquella convicción de que «los extremos se juntan».

Mientras la inmensa mayoría de los argentinos busca y quiere otra cosa…