“Los que dicen que la denuncia no tiene pruebas es porque no la leyeron“,dicen en cercanías del nuevo fiscal y todos miran hacia el canciller Timerman.
Pasó casi un mes desde que Alberto Nisman presentó la denuncia por encubrimiento del atentado a la AMIA contra la presidenta Cristina Kirchner y otras personas.
Recién esta semana la causa empezó a tomar ritmo. Tras una disputa de competencia (el juez Ariel Lijo consideró que no tenía nada que ver la denuncia con una vieja causa que él investiga) la causa quedó en poder del juzgado federal 3 a cargo de Daniel Rafecas.
Ayer había una intensa actividad en el quinto piso, donde el fiscal Gerardo Pollicita, de muy bajo perfil, tiene su fiscalía. Esa es la persona clave en este momento: en breve definirá si impulsa o no la investigación de su colega fallecido. El fiscal Pollicita aguarda por estas horas que el juez Sebastián Ramos, quien subroga a Rafecas por encontrarse de licencia, le envíe la causa para dictaminar.
Igualmente, el fiscal ya conoce la denuncia desde que fue publicada completa en el Centro de Información Judicial. El jueves Pollicita aceleró los pasos y mantuvo reuniones con todo su equipo de trabajo y también con gente de la Unidad fiscal AMIA.
“Los que dicen que la denuncia no tiene pruebas es porque no la leyeron“, dijo una fuente de la causa.
La semana próxima habrá novedades y la denuncia de Nisman caerá como una bomba en el seno del Gobierno. Además de requerir, el fiscal debe pedir pedidas de prueba y allanamientos. Se estima que varias de las que están en la denuncia cambiarán porque ya trascendieron (aunque estaban tachadas). Hay que poner un ojo en la Cancillería.