El conjuto marplatense jugará esta noche ante Gimnasia en Comodoro Rivadavia el primer partido de una de las semifinales de Conferencia Sur de la Liga Nacional.
El Verde llega después de eliminar a Boca en una serie que se complicó más de lo pensado y que recién pudo resolver en el quinto partido, levantando una desventaja de 2-1. Claro que el cierre de esa eliminatoria no sólo fue positivo por el resultado en sí, sino también porque en los dos últimos juegos se vio la mejor versión del equipo patagónico, logrando revertir la pobre imagen inicial.
Lo que consiguió Gimnasia en esas dos victorias del cierre fue lo que hizo en toda la temporada: defensa bien al límite y física y, fundamentalmente, un ataque con orden, inteligencia y recursos. Es que Gimnasia puede lastimar adentro, naciendo todo desde las manos de Clancy (11.8 puntos y 11 rebotes en playoffs), y también desde afuera, con muchas manos que alimentan su principal arma, el triple: es el equipo de mejor porcentaje (39%) y el tercero que mas anota por esa vía (27.5 tantos por partido).
El funcionamiento colectivo de los de Gonzalo García es uno de los mejores del torneo y se sostiene gracias a grandes rendimientos individuales. Si bien su rotación no es la más larga, los que están cumplen con creces. Al margen de Clancy, faro interior en los dos costados, el otro que funciona como termómetro y equilibrio es Federico Aguerre (12.8 tantos, 8.6 recobres, 1.6 asistencias y 1.2 tapas en los cuartos), de enorme nivel en la temporada y que seguro tendrá un gran duelo ante Leo Gutiérrez, donde quizá puede imponer su mayor velocidad en el emparejamiento. De Los Santos maneja todo con gran criterio (14 puntos, 3.2 recobres y 2.4 pases gol), Schattmann y Cavaco aportan su tiro; y el banco, con Scala a la cabeza (15.2 tantos en los playoffs, goleador del equipo), Guaita y Orlietti, siempre rinde.
Peñarol, por su parte, viene de dejar atrás una serie complicada y con una carga de estrés muy grande por lo que pasó adentro y afuera de la cancha. Comenzó 2-0 ante Bahía Basket, pero los pibes de Sebastián Ginóbili demostraron enorme carácter, lo igualaron en casa y tuvieron la clasificación en la mano en Mar del Plata. Ganaban por 18 y dominaban, pero el campeón sacó su corazón para darlo vuelta y ganarlo con dos libres de Diez con el tiempo cumplido.
El sufrimiento y la descarga post victoria no sólo tuvo que ver con haber conseguido pasar a la siguiente instancia, sino porque el campeón lo hizo sin sentirse cómodo con su juego. Las numerosas lesiones que tuvo que pasar el equipo en los últimos meses hizo que la regularidad no estuviera presente. El equipo del Tulo Rivero no consigue encontrar su funcionamiento y sabe que necesita hacerlo para tener chances concretas de repetir la corona, porque el carácter, temperamento y experiencia no van a alcanzar.
La defensa es lo que se puede rescatar, ya que Peña logró mantener un correcto nivel en varios pasajes de los partidos que le dio vida (el 5º que menos puntos recibió en estos playoffs, 76.6 por juego). Sin embargo, el mayor dolor de cabeza está adelante. El ataque se muestra completamente trabado, no fluye y sólo se mantiene por arrestos individuales (5º que menos anotó, con 77.4 tantos y 15.2 pérdidas por encuentro). El ejemplo más claro fue el de Martín Osimani en el juego 5 contra Bahía. En el peor momento del equipo, el uruguayo tomó la lanza y se cargó el equipo al hombro siendo agresivo, atacando el aro y provocando faltas para ir a la línea.
Fabián Sahdi (14.2 tantos, 4.2 recobres y 48.3% en triples) y Alejandro Diez (13.3 y 6 tableros) fueron, quizá, los más regulares y valiosos junto al Oso. Pero Peña necesita mucho más de otros, como Leiva, bien controlado por los bahienses (10 y 6.4), y sobre todo de Leo Gutiérrez, quien tuvo una serie muy alejada de su verdadero nivel (10.3, 6.5, 35% en triples y un pobre 27.8% en dobles). Además, claro está, el Milrayita sufre por una baja de peso como Adrián Boccia, quien sólo pudo jugar el partido inicial de los cuartos antes de sufrir un desgarro en el sóleo de la pierna izquierda. El alero no se recuperó y hubo un retroceso en su rehabilitación. Si bien no se detectó un nuevo desgarro, sí se sabe que sintió un pinchazo en el gemelo interno y tiene un importante hematoma. No viajó a Comodoro y su estado para el resto de la llave es una incógnita.
Si bien perdió un partido en los cuartos de final, Gimnasia tiene una de las localías más fuerte de la competencia y sólo cayó cuatro veces en el Socios Fundadores en lo que va de la temporada. Claro que una de esas derrotas fue contra Peñarol, quien sabe bien de qué se trata lo de ganar en paradas complicadas. De todas maneras, el campeón reconoce que para ser verdaderamente competitivo debe recuperar el sentido colectivo y funcionamiento. Quizá la victoria ante Bahía haya funcionado como disparador.
Fuente: Básquet Plus