PJ local: cruces y peleas que no ayudan a construir opciones

Por Adrián FreijoLlama la atención el cruce entre el titular del PJ marplatense y el titulas del bloque de Unidad Ciudadana en el HCD.  Tal vez todos deberían entender lo que pide la gente.

Si algo no ha sabido hacer el peronismo en estos dos largos años en el llano fue justamente construir una alternativa que sea lo suficientemente sólida como para atraer la mirada, y sobre todo la confianza, del electorado. Una vez más la endogamia fue la que tomó el centro de la escena y solo la pobre perfomance del gobierno nacional mantuvo viva la llama de un justicialismo que, refundado cientos de veces desde la muerte de su líder, no logra siquiera definir si es una variante del social cristianismo, del neo nacionalismo que crece en Europa o una social democracia tardía que siga levantando las banderas del Estado de Bienestar y se organice ahora como partido y no como movimiento.

Nada de eso; enfrascado en resolver si «Cristina Si» o «Cristina NO», pleno de postulantes más preocupados por la forma que por el fondo, los peronistas se llenaron la boca de la palabra «unidad» pero siguieron mirando de soslayo a cualquiera que pretendiese abrir un debate en serio acerca de que es y hacia donde va ese conglomerado variopinto de hombres e ideas que sin embargo se las ingenió para marcar a fuego 80 años de la vida política nacional.

Todo suena siempre a oportunismo chapucero, todo se parece a esperar el error o intentar la descalificación del otro antes que dedicarse al arduo pero apasionante trabajo de generar una propuesta confiable y mostrar una dirigencia preparada y capaz.

En una país en que las  fuerzas políticas se han acostumbrado a llegar al poder por el fracaso del otro, no es raro que esto pase. Una visión perversa y limitada de la realidad -que hasta puede ser inconsciente- hace que los ciudadanos no podamos percibir otra cosa que chicanas,  reiteradas zancadillas que se propinan para acelerar la caída ajena y terminar entendiendo que si lo que buscamos son ideas, propuestas, planes y objetivos…no es en esta política ni en estos políticos que vamos a encontrarlos.

El innecesario enfrentamiento entre el titular del PJ local Juan Manuel Rapacioli y el titular de la bancada de Unidad Ciudadana Daniel Rodríguez -aunque este optó por bajar el tono altisonante de la cuestión- pone en dimensión dos aspectos que son para preocupar a los seguidores del peronismo vernáculo: no son ideas las que se discuten y se continúa con la costumbre de la intemperancia frente a la necesidad del diálogo.

¿Es posible que referentes de un sector político que no ha podido conseguir que la ciudadanía pose en sus propuestas la mirada en más de tres décadas de retorno a la democracia, crean que a alguien le importa si un dirigente fue invitado o no a dar una charla en la sede partidaria?, ¿no sería más interesante difundir cuales fueron los contenidos del encuentro de marras y así permitir al ciudadano posarse, alguna vez, en el campo de las ideas?.

Durante décadas el peronismo marplatense tuvo «dueños» que, encaramados en el formalismo de un sello siempre vacío de contenido popular, terminaron construyendo un círculo propio de adulaciones, actos para unos pocos y formas de militancia limitadas al aplauso fácil, a la sobreactuación y a toda otra forma de sumisión que fuese menester.

Si no entendemos que ese vacío no se llena con comunicados, periodistas afines que multipliquen por cien la verdadera respuesta popular a cada convocatoria, «debates» programados para que asistan aquellos que en el fondo no tienen ni ganas ni contenido para darles algún brillo y utilidad, le estaremos quitando a la gente la posibilidad de contar con una alternativa seria, moderna y posible.

Que seguramente necesitará de la sabia veteranía de Daniel Rodriguez y del empuje a veces desbordado de Juan Manuel Rapacioli quien, justo es decirlo, se sobrepuso a mil dificultades para llegar -con el mayoritario voto de los afiliados peronistas- a la conducción de un partido que pide a gritos cambios e ideas.

Si todos lo entienden, su legado será algo más importante que una pelea sin sentido que solo sirve para llenar centímetros mediáticos y proyectar la eterna imagen de las divisiones.