Premiar la ilegalidad: el intendente habilita el «parque de diversiones»

Con falacias y trampas que deberían ser motivo de un análisis judicial y en otra demostración del «ordeno y mando», su forma de gobernar, Arroyo dio vía libre al dudoso emprendimiento.

El intendente Carlos Arroyo autorizó la apertura del parque de diversiones Carrusel Titán Deluxe, ubicado en Juan B. Justo y Bestoso. Habrá un patio de comidas con food trucks. Ante cualquier denuncia de un vecino, quedará sin efecto la habilitación.

Tal cual ofrecía su mentor en los años 80, cuando con el subterfugio de la beneficencia se quedó con las principales plazas de la ciudad, anuncia ahora que todos los días se entregarán 40 entradas a entidades de beneficencia e instituciones sin fines de lucro que brinden apoyo económico y social a niños carenciados.

A todas luces una «limosna» si se tiene en cuenta el monto que facturará en cada uno de esos períodos.

 

El inicio de los trabajos generó una justificada preocupación entre los vecinos de la zona que vieron en riesgo la tranquilidad del lugar. Es que desde la municipalidad advirtieron que el emprendimiento no tenía habilitación porque la firma responsable  jamás tramitó el permiso correspondiente  y ni siquiera había presentado papel alguno. Una clara señal de que contaba con un guiño «desde arriba» que a la postre parece ser del ppropio intendente.

Fue el propia  jefe comunal firmó el decreto Nº 110 por el cual autorizó con “carácter precario” la apertura del parque de diversiones hasta el 30 de abril de este año en el horario de 17 a 23.

Sostiene que “en función de tratarse de un uso de interés turístico recreativo a desarrollar por un lapso determinado que no excede de 6 meses, el mismo se encuadra bajo los términos establecidos por el artículo 5.4.5 del Código de Ordenamiento Territorial, que lo considera susceptible de ser admitido en distritos que no lo contemplan, previa consideración y evaluación técnica del organismo de aplicación y resolución del Departamento Ejecutivo”.

Aquí la primera «trampa» que usa el intendente para engañar a propios extraños y, vaya a saber uno con que motivación, autorizar lo que de ninguna manera está autorizado. Porque el artículo al que hace referencia es el que se aplica para la instalación de circos y aún parques de diversión de los considerados trashumantes, que llegan y se van en cortos lapsos de tiempo. No es creíble -ni para el propio Arroyo- que lo que se ha montado en Juan B. Justo vaya a ser desarmado en dos meses; no podría recobrar la inversión ni aún lleno durante todo el día.

Lo que va a ocurrir, y ya lo verá el lector, que comenzaremos una larga lista de prórrogas que terminarán con el luminoso catafalco instalado per omnia sécula seculorum en el lugar. Con sus carrindangos vendedores de comida que por supuesto eludirán en su carácter de «precarios» los controles que diariamente llegan a miles de comerciantes constituidos que no tienen una relación tan «aceitada» con el poder.

Más adelante vuelve a mentir cuando afirma que “la condición de la manzana, frentista a una importante arteria primaria troncal como la avenida Juan B. Justo, conjugado con la presencia cercana de otra vía de primera magnitud como Independencia, a solo 300 metros de distancia de aquella, conforman una excelente accesibilidad y una gran capacidad de absorción de caudal y flujo circulatorio, dos canales de rápida descarga de cualquier dinámica que pudiera generarse a partir del desarrollo de la actividad estudiada”.

Lo dice, y sin ponerse colorado, el mismo funcionario que firmó el veto al pedido de los Bomberos Voluntarios de Sierra de los Padres para colocar su bono contribución en seis esquinas de avenidas de Mar del Plata en las que hay semáforo instalado y funcionando. Parece que lo que para negocios amigos es una ventaja, para los servidores público -en el caso de los bomberos- representa una prohibición.

Mentiras, verdades a medias y amaños de todo tipo que fortalecen la convicción de que algo huele mal en el Carrousel de marras.