Preocupación por diversos atentados en comisarías bonaerenses

RedacciónLos atentados con bombas de fabricación casera de similares características en comisarías del Gran Buenos Aires hace sospechar a las autoridades la existencia de un plan en marcha.

Son muchos más de los que se han hecho público y la orden llegada desde el poder político de la provincia es la de no informar de todos los casos que hasta ahora se conocen ni los que puedan ocurrir en lo inmediato. La investigación, que tiene hoy prioridad en el Ministerio de Seguridad, trata de desentrañar una madeja que por sus características hace recordar a los albores del tiempo más violento que haya vivido la Argentina.

Allá por finales de los 60, cuando los luego poderosos movimientos subversivos estaban en plena etapa de organización, se desarrolló lo que sus protagonistas llamaron «gimnasia revolucionaria» y que como ahora consistía básicamente en dos actividades: artefactos explosivos de baja efectividad en asientos policiales y robo con asalto sorpresivo de armas a los efectivos de la fuerza.

En ambos casos se buscaba ajustar la metodología, proveerse de armamento y perfeccionar el factor sorpresa; tres elementos que serían fundamentales para el éxito de la guerrilla urbana que haría su presentación con el secuestro y asesinato del Gral. Pedro Eugenio Aramburu.

Hoy desde el gobierno se ve con alarma la repetición de aquella metodología. Y si bien solo se han divulgado tres hechos de esa característica, se sabe hoy que en la zona sur y noroeste del GBA son varios los lugares en los que se reiteraron hechos similares a los conocidos de Esteban Echeverría, Caseros, Transradio y 3 de Febrero.

En todos los casos se utilizó un caño con tren de fuego y temporizador, llenos de metralla lo que a jucio de los expertos policiales «es una tarea que no cualquiera está capacitado para llevar adelante». Tan peligrosos son estos dispositivos  que los peritos en explosivos los hacen detonar sin intentar desactivarlos.
En la jerga a este tipo de maniobras se les llama «cañada» , haciendo referencia a  la sucesión de episodios y al nombre que se utilizaba en aquellos tiempos del prototerrorismo.

Puertas adentro de la fuerza esa preocupación también existe. Hace pocos días APROPOBA (Asociación Profesional de Policías de la Provincia de Buenos Aires), que aún siendo conformada por personal en retiro -por la absurda prohibición vigente a que los que están en actividad se sindicalicen- suele recoger las inquietudes de estos últimos, sostenía en un editorial que «los peritos que revisaron el precario artefacto indicaron que se trata de una bomba de fabricación casera, con un caño galvanizado y un temporizador y que la elección del lugar en el que fue colocado el explosivo no fue casual. Los autores del ataque dejaron la bomba en un sector de la cuadra fuera del ángulo de barrido de las cámaras de seguridad instaladas en la zona». desde la organización también se señala la similitud de estos operativos con los de aquellos luctuosos tiempos, no dudando en sostener que «como en los años ’70 el terrorismo parece renacer en nuestro país, bombas caseras colocadas en dependencias policiales nos deben alertar de que el peligro de este flagelo está siempre presente». 

¿Exageración?, puede ser…pero no deja de ser necesario estar atentos. Porque quienes gustan de comparar solo las circunstancias históricas para descalificar esta posibilidad suelen olvidar que el terrorismo no es una oportunidad sino una ideología, y que como tal busca una grieta -cualquiera- para introducir sus objetivos.

El otro tema que ha despertado alerta en el gobierno de María Eugenia Vidal ha sido el de constantes y sucesivos robos de arma al personal de las policías locales. «Evidentemente los autores saben que la preparación de los mismos es deficiente y que son presa fácil de estos robos por sorpresa, que serían mucho más riesgosos si se intentaran con personal de la Policía de la Provincia que está mucho más profesionalizada» nos dice una fuente del Ministerio de Seguridad que no descarta que este sea otro de los motivos por los que se resolvió poner a aquellas en la órbita de La Bonaerense.

Todo esto -unido a otros hechos en el resto del país, como el robo de 500 pistolas Glock, calibre 40mm a la policía cordobesa- alimenta la sospecha oficial acerca que detrás de todo esto hay algo que supera lo que podría calificarse como el accionar de la delincuencia común.

Y tal vez por aquello de que el hombre es el único animal capaz de tropezar dos veces con la misma piedra...obliga a todos a abrir los ojos.