PULTI PIENSA UNA ESTRATEGIA QUE AMPLÍE SU BASE ELECTORAL

La decisión que medita por estas horas Gustavo Pulti lleva implícita la intención de preservar el espacio local de Acción Marplatense sin por ello sacar los piés del plato de su adhesión al gobierno nacional que mucho lo ha sostenido.

 

¿De qué habla el intendente cuando define la conformación de un Frente Marplatense con el que sin embargo confrontaría en las PASO del Frente para la Victoria?.

Su propia gestión habla de esa vocación frentista, ya que dentro de su cuadro de funcionarios podemos encontrar nombres que no tan sólo representan a su propio partido sino a fuerzas que están cercanas, o literalmente pertenecen, al proyecto político que encarna el kirchnerismo

Tal es el caso de representantes de la fuerza que gobierna el país como de algunos de sus partidos satélites, tal el caso de José Luis Zerrillo –el colonizador de plazas- al frente del área de Derechos Humanos; pero también hay gente del radicalismo como el Secretario de Obras Luis Castorina o del socialismo como su par de la Producción Mariano Pérez Rojas.

Ni que decir acerca de representantes del vector más volcado a la izquierda –Mario Puche de la agrupación Atahualpa es tan sólo un caso- o de las sociedades de fomento que poco a poco han ido alineándose con la gestión oficial. Inclusive uno de sus más conspicuos representante, el vecinalista Javier Woollands, es parte del bloque de AM en el Concejo Deliberante.

Es decir que en los hechos el frente ya existe; sólo que institucionalizándolo y enfrentando en agosto a Carlos Cheppi y a los muchos que seguramente se subirán desde el “paladar negro” del kirchnerismo al carro del embajador, Pulti cree posible encontrar esa diferenciación que le permita reconciliarse con una clase media que por motivos ideológicos no le perdona lo que considera una traición al carácter local e independiente de los votos que lo colocaron en donde hoy se encuentra.

Rápido y sagaz como siempre fue para estas cosas de la política, sabe que su alianza con Daniel Scioli le servirá para redondear ese perfil y cuenta además con que Cheppi, largamente ausente de Mar del Plata y obligado además a llevar los colores de Florencio Randazzo, no tiene chance alguna de hacerle sombra en la PASO.

Claro que el propio ¿ex? Embajador en Venezuela sabe que esta grilla puede serle muy favorable a sus planes futuros. Enfrentar a Pulti en agosto representa luego reconocer su triunfo, acercarse en la campaña y quedar expectante como “parte” de un proceso que lo ponga a cubierto de un monocolor que lo ata al destino post gobierno del cristinismo.

Su piso electoral –unido a ese 10% que Daniel Rodriguez asegura desde su pata peronista- no sólo puede catapultarlo a una concejalía propia por minoría, sino que le asegura una negociación de la que puede desprender cuotas de poder en un tercer gobierno de Pulti.

Nadie pierde entonces y para el lord mayor se presenta una inmejorable posibilidad de desandar casi con disimulo su tan fugaz como intenso paso por las cercanías de Balcarce 50.

Si lo logra habrá demostrado que esa actitud estuvo más cerca de proteger los intereses de la ciudad que de acomodarse al sol que más alumbraba.

Y la gente, que no es tonta aunque presuma de principista, seguramente renovará aquella confianza que en las últimas elecciones pareció quebrarse para siempre.