¿Qué esconde el ataque al Museo de las Comunicaciones?

Lucho Martínez Tecco es uno de los hombres que más sabe de turismo, pero también de administración de bienes públicos. Su carta abierta dice cosas que deben aclararse.

Lucho Martínez Tecco

Lucho Martínez Tecco

«Queridos todos: Yo tuve el honor de ser el primer Presidente del EMTUR que en ese momento tenía a su cargo y responsabilidad total, incluso del Patrimonio del ENTE, la absoluta responsabilidad sobre los bienes muebles e inmuebles bajo mi dependencia.

Fabrizio nos había puesto a cargo de Laguna de los Padres, el Camping Turístico Municipal del Faro y la totalidad depare Camet, entendiendo que tales bienes eran “turísticos “no obstante mi opinión técnica de que eran “recursos de uso recreativo”, es decir para uso compartido de “Turistas y residentes”. En lo particular de Camet, el
predio tenia y lo sigue teniendo, sectores asignados a Instituciones deportivas ((Rugby, Equitación, canchitas de futbol para prácticas de equipos profesionales y amateurs de la ciudad y una gran cancha de Polo donde se hacían competencias nacionales e internacionales.

Obviamente, el solo mantenimiento de la arboleda y el césped requería una brigada de personal tractores y maquinarias importantes. Además, como es obvio, baterías de baños públicos hombres/mujeres, diseminados por el parque.

En nuestro interés de mejorar la puesta de tan delicado
sector, por donaciones empresarios amigos y por compra, se remodelaron todas las baterías de baños, con azulejado, canillas nuevas, inodoros, toilettes,

Fue cuando comencé a entender que el “patrimonio colectivo” era, realmente “colectivo”. Vándalos o ciudadanos comunes, encontraban retributivo o divertido sacar las canillas, romper las paredes para llevarse el plomo de las insta lionés de agua, llevarse los inodoros y todo acto de saqueo y robo imaginable.

Pero bastaba poner horarios de uso y costoso servicio de cuidadores de ambos sexos,
para que los medios periodísticos nos criticaran diciendo “le ponen horario a las necesidades del pueblo”. Así, con por sin horarios, apelando cada vez a nuevos materias, las rústicos, menos “atractivos” y más difíciles de extraer, volvíamos
a reponer las baterías de baños y, obviamente, sufrir las críticas de “tienen cerrados los baños de Camet» la gente hace sus necesidades en el pasto,”

Fueron años de desazón y frustraciones. Hasta que nos retiramos de la función y tiempo después se asignó a otra dependencia municipal el “usufructo, uso y goce” del predio.

En mi experiencia, de nada valen o valen poco las campañas de conciencia turística «Receptiva”, de “protección y conservación de los recursos naturales y culturales de la comunidad, cuando esa comunidad está enferma. Si no se trata la enfermedad, no se eliminan los síntomas.

La “Inseguridad” no es un hecho en sí mismo.es una señal de una enfermedad colectiva, epidémica, contagiosa. Los vándalos son enfermos psiquiátricos. No roban y rompen por “necesidad” lo hacen por frustraciones producto de problemas mentales que deben ser tratados por la psiquiatría.

Y los ladrones desnudistas, igual, expresan, así, su repudio para con la sociedad de la que no se sienten parte y se alejan de ella cada vez más, encontrando en el drogadicción, mucha veces, el mortal bálsamo para sus males,
Y, por desgracia mayor, el Parque es un ámbito totalmente permeable. Es imposible impedir el acceso público, incuso en horarios nocturnos. Me consta que muchos vecinos, honestos y trabajadores que se asientan con sus viviendas en los alrededores o Detrás de Camet parque, lo cruzan para dirigiré, muchas veces en
plena noche, por el camino ms corte a sus casas,

Y, como de noche todos los gatos son pardos, el delincuente y el ciudadano se mimetizan. La vigilancia y conservación de un lugar de uso comun, como este parque amerita permanentes campañas de educación comunitaria que, lamentablemente, serán inicuassi no se trata, adecuadamentem, alcance
de fondo la bronca contra todo lo que suene a autoridad al establecimiento de
reglas, a ordenar.

Y es muy fácil y peligroso caer en el despotismo. En la militarización de las actitudes, en la limitación del libre albedrío. Aunque, estoy seguro, que en el caso puntual que da origen a estas publicaciones, hay algo más.

La vieja Casona es apetecida por Entidades reales y ficticias con o sin personería jurídica, cuyos dirigentes ven en ella una posible fuente de ingreso personal. Jamás colectivo,
El ataque al Museo y a la Casina no es un hecho simplemente delictivo, en una
maniobra organizada, con metodología mafiosa, para adueñarse del lugar, apetecible desde su uso para un  comité hasta para “club social” dedicado a un”hobbies” personal, armados como clanes, para ejecutar sus pasatiempos
favoritos, que pueden tener un tinte deportivo cultural y son meramente entretenimiento de ·elites· cerradas.
Ojo, no hay que matar el perro para terminar con la rabia, Hay que terminar con la rabia para PROTEGER AL PERRO.

LUCHO MRTINEZ TECCO,