En vísperas de Nochebuena, la Catedral volvió a recibir a los fieles en su interior, ya que desde el pasado domingo sus puertas volvieron a abrirse después de una serie de tareas restauradoras.
De todas formas, fuentes eclesiásticas señalaron que «hacen falta obras de fondo» aunque aseguraron que habilitaron los ingresos porque ya no hay peligro.
«El peligro está disipado», sentenció ayer el obispo diocesano monseñor Antonio Marino y agradeció «a la empresa Coarco, que nos ha facilitado todo y ha testeado la situación de esa ornamentación. Se ha volteado todo lo que amenazaba con desprendimientos».
«Ahora tenemos la certeza -añadió- de que no se corre el peligro de esos desprendimientos, se han multiplicado las telas y tensores para sostenerlas. Los mismos aguantan una cantidad de peso importante, en caso que haya desprendimientos, aunque creemos que no habrá».
Obras de fondo
Asimismo, el obispo advirtió que siguen haciendo falta obras de fondo. «Hacen falta trabajos más profundos -explicó- porque el edificio es noble pero ya centenario, es de gran belleza pero necesita mantenimiento permanente».
En ese sentido, consideró que los trabajos restantes son «obras muy costosas, de modo tal que esperamos que sigan viniendo ayudas porque todo esto hay que pagarlo».
«La empresa Coarco -explicó- ha trabajado antes de que abonemos y facilitó muchas cosas, pero debemos pagar los materiales y eso es muy costoso. Toda la obra supera la capacidad de cualquier feligresía, se trata de un edificio público, al que visitan creyentes y no creyentes».
Si bien los trabajos restaurativos fueron realizados en «tiempo récord», Marino detalló que «se hicieron con mucha seriedad, durante muchas horas, incluso se trabajó de noche, y tenemos la satisfacción de que pueden venir los fieles».
Y recordó que las misas se celebraban «en salones o en el Pasaje Catedral y resultaba chico y caótico. Por suerte eso está superado. Ahora hay que trabajar a fondo para devolver a este templo todo su esplendor inicial».
La Catedral abre sus puertas todos los días, desde las 7.30 hasta la medianoche, y está considerada como «una insignia, un emblema de la ciudad, ya que buena parte de la historia gira en torno a este lugar», señaló el obispo.
Por otra parte, en cuanto a los trabajos de restauración que se realizaron años pasados en la fachada del templo mayor, explicó que «fueron trabajos en el exterior -dijo-, muy importantes en los techos y la ornamentación. Los materiales tienen vencimiento y hay que estar sobre ellos permanentemente.
Y en Mar del Plata hay que agregar el factor clima. Esas obras fueron importantes, pero ahora le toca al interior».
Mensaje del obispo
Por otra parte, monseñor Marino emitió su tradicional mensaje navideño con un llamado a «abrir el corazón» debido a que «todos males de la sociedad tienen su origen en el corazón de cada uno de nosotros».
«Tenemos que abrir el corazón al mensaje de Cristo -dijo el obispo-, que es un mensaje de paz, de amor. La Navidad celebra la paz que Dios ofrece a los hombres a través de la humildad del pesebre, a través del fortalecimiento de nuestros vínculos».
Asimismo, detalló que esos vínculos «en primer lugar son con Dios, porque Dios nos da la conciencia de que somos hijos suyos. Si somos hijos del mismo padre significa que somos hermanos entre nosotros y eso debe traer la mejora en las relaciones interpersonales, empezando por la familia pero también propagándolo a la sociedad».
«Todos los males de la sociedad -finalizó- tienen su origen en el corazón de cada uno de nosotros. Si cambiamos el corazón, ahí tenemos la semilla de la paz».
Fuente: La Capital