Tras saludar a varios padres, alumnos y compañeros que se acercaron a darle su apoyo Analía Schwartz declaró por espacio de dos horas ante la jueza y el fiscal.
Durante más de media hora esperó sentada en las butacas del pasillo del segundo piso antes de ingresar a la sala de audiencias junto a las abogadas Perelló y Agüero. En el interior la esperaban el fiscal, dos empleados, la jueza de Garantías Lucrecia Bustos y su secretario.
Schwartz, que fue interrumpida tan sólo algunas veces para que diera precisiones sobre aspectos referidos a lugares o circunstancias determinadas, expuso su visión de la cuestión de fondo sosteniendo que la propia estructura de las aulas hacía materialmente imposible que los casos de abuso pudiesen haberse concretado.
Luego de detallar los juegos que practicaba con los alumnos, expresó que el salón tenía las ventanas claras, con las cortinas abiertas y que podía observarse todo desde afuera y desmintió a los padres denunciantes que explicaron que los vidrios fueron cambiados después de conocerse la imputación.
La presencia de la jueza de Garantías fue un pedido que formuló oportunamente la defensa de Schwartz. Ante una pregunta de Lucrecia Bustos respondió que “siempre” estuvo “acompañada por otra docente durante el dictado de clases”.
Luego de contar de qué manera le “arruinaron la vida con una mentira”, la imputada de siete casos de abusos y otros de corrupción de menores, terminó su relato y se largó a llorar.
A partir de ahora la fiscalía cuenta con cuatro meses para decidir los pasos a seguir, solicitar medidas extras y resolver si dicta el sobreseimiento de Schwartz o pide la elevación de la causa a juicio.
Esta misma mañana trascendió que se solicitaron otras cámaras gesell para completar las medidas que los abogados de las víctimas consideran fundamentales.