CRISTINA LO DEJÓ SOLO ANTE AL ARCO Y ALBERTO LA MANDÓ A LAS NUBES

El presidente inauguró en el CCK la estatua de Néstor Kirchner con la sombra de la carta de Cristina cubriéndolo desde ayer. Y al menos en su discurso pareció no entender el mensaje.

Cristina fue clara y su carta no deja lugar a demasiadas interpretaciones. Alberto es el presidente y debe gobernar, dijo con claridad la ex presidente. Aunque agregó algo no menor: lo está haciendo mal y debe sacarse de encima a los funcionarios y funcionarias que no están a la altura de las circunstancias.

Pero la compañera de fórmula del mandatario fue más allá y puso en cuadro el verdadero problema que, a su juicio. tiene la Argentina: la bi monetariedad y más concretamente el precio del dólar.

Apenas unas horas después el mandatario concurrió al CCK a inaugurar, una vez más, la estatua gigantesca de Néstor Kirchner que fue retirada sin honor de la sede del UNASUR en Ecuador. Y vaya si su discurso había despertado expectativas…

Cristina «se la dejó picando» para que, por ejemplo, rescatase de su viejo mentor la obsesión por los superávit gemelos, aquel logro que sin duda fue el más importante de su gestión económica.

Munido de su pequeña libretita de tapas negras el ex presidente anotaba todos los días lo que había entrado a las arcas del país en concepto de impuestos e ingresos por exportaciones y en otra columna lo que había salido en gasto público por cualquier concepto. Y durante todo su mandato se preocupó que la primera de aquellas columnas siempre estuviese por arriba de la última.

¿Quién puede dudar que esa contabilidad casi doméstica fue la que permitió que por cuatro años el dólar se mantuviese estable?, ¿alguien se atreve a desconocer que el superávit en las cuentas fiscales y el comercio exterior tuvo el efecto balsámico de evitar la emisión descontrolada al mismo tiempo que llenaba de reservas al BCRA?.

Todo ese círculo virtuoso se rompió durante la presidencia de Cristina y ya nunca pudo retomarse.

¿Qué mejor ocasión que la de hoy para anunciar el retorno a aquella mirada de la economía, proponer el acuerdo general que lo haría posible y descontar la ventaja que ayer le sacó la vicepresidente en la mirada del poder que tiene la sociedad dejando en claro que su gestión imitará de aquí en más a la de Néstor y no, el menos en lo económico, a la de ella?.

Pero no…Alberto eligió el costado lacrimógeno y se mostró como el viudo de Kirchner, añorando los tiempos felices pero sin saber como sellar la continuidad. Un valorable gesto de lealtad, totalmente insuficiente ante los verdaderos buitres que manejan la economía y la política argentina; muchos de los cuales estaban ahí, sentados a pocos metros de quien tan emocionado hablaba.

A partir de la carta de Cristina el presidente quedó en posición de reafirmar su liderazgo y fue bendecido por la vicepresidente con el espacio necesario para hacerlo. No fue casual que semejante definición política surgiese 24 hs. antes de una presentación que, además, ya se sabía que no contaría con su presencia.

Un futbolero diría «lo dejó solo frente al arco y sin arquero«. Claro que otro le respondería «y la mandó a las nubes».

Cuidado…tal vez no existan tantas oportunidades de gol en lo inmediato.