La temporada empieza a transitar su final y los números que arroja el turismo comienzan a redondearse. Una característica se destaca: gran volumen de gente y un bolsillo acotado
Si bien la temporada veraniega aún está en marcha y no son pocos los que planean sus días de descanso en el segundo mes del año, la finalización de enero permite realizar un balance estimativo del movimiento turístico en la costa atlántica bonaerense. Con ese objetivo La Tecla conversó con los presidentes de las asociaciones hoteleras y gastronómicas de Mar del Plata, Pinamar y Villa Gesell.
“Una buena temporada”, fue la respuesta en común de todos los empresarios del sector. Evidentemente, la realidad marca que enero fue un mes sin mayores sobresaltos, y que en cada uno de los destinos el panorama, con diversos matices, fue positivo.
De esta manera, el principal indicador para analizar el movimiento turístico es la ocupación hotelera. En general, en todos los distritos coinciden en un número aproximado: 75%. En este sentido, los propietarios destacan que “una tendencia que se repite desde el año pasado es que las estadías ya no son de una semana o quince días, sino que el turista viaja por tres, cuatro o cinco días”.
Esta modalidad, determinada por el nue-vo calendario turístico nacional, genera que se produzcan picos de ocupación los fines de semana, la cual desciende los días hábiles. Es decir que las largas estadías estivales ya no son moneda corriente. El ritmo de vida actual, la posibilidad de cortar la rutina varias veces al año, la opción de conocer distintos destinos según la época y los menores costos son algunos de los factores que llevan a los veraneantes sólo un par de días a la playa.
Sin embargo, la distribución del turismo durante el año, lejos de resultar beneficiosa para los emprendimientos hoteleros, se convierte en un problema. “Para los hoteles y hospedajes chicos se dificulta porque no conviene tener toda la estructura para un sábado y un domingo o un fin de semana largo en el año.
Personal, cargas sociales y demás gastos; se hace complicado”, señala Diana Lía Frunis, presidenta de la Asociación Empresaria, Hotelera y Gastronómica de Pinamar.
Cabe destacar que la localidad con mayor afluencia turística ha sido Mar del Plata. Tal vez por su infraestructura, por su amplia oferta cultural, gastronómica y hotelera, La Feliz se mantiene en el podio en cuanto a popularidad se refiere.
Otro dato importante que manifiestan los representantes del sector es que los visitantes, en general, “no realizan grandes gastos”. Jorge Cocco, presidente de la Asociación de Hoteles, Restaurantes y Confiterías de Villa Gesell, expresa que
“la temporada aumentó en cantidad pero disminuyó en calidad”.
Las vacaciones se caracterizan por ser gasoleras, con bolsillo cuidado. Esta actitud se ve reflejada principalmente en el rubro gastronómico, ya que, en general, las familias recortan los gastos en restaurantes. De este modo, en muchas ocasiones prefieren el alojamiento con cocina (cabañas, departamentos, aparts), o saltean el almuerzo consumiendo algo liviano en la playa, para cenar algo contundente a la noche o comprar comida en rotisería. Se-gún el representante geselino, el gasto per cápita durante enero fue de $ 480 promedio.
Sin embargo, es justamente en esta variable donde la tarea de las cámaras em-presarias se torna fundamental. Las promociones, los descuentos y las ofertas son alternativas que dinamizan el consumo, y desde las entidades lo resaltan.
“Desde la asociación hicimos convenio con una cantidad importante de productores teatrales, y toda la gente que utiliza los hoteles asociados a nuestra cámara, o quienes comen en los restoranes, tienen la posibilidad de tener un descuento de hasta un 50% en el teatro. De esa forma anduvo muy bien la actividad teatral, están muy contentos, y esta promoción se valora mu-cho”, relata el presidente de los Hoteleros y Gastronómicos de Mar del Plata, Eduardo Palena.
En cuanto a los precios del alojamiento y los diversos bienes de consumo en la costa atlántica, desde las asociaciones, como otros años, expresan que no han podido trasladar la inflación a los costos. “En general, nosotros podemos subir alrededor de un 25% para ser competitivos; con eso no se cubren los costos, pero es preferible tener gente a un menor valor que no tenerla”, señala el marplatense.
Por otro lado, se viene febrero, que, con un inicio de clases programado para el 5 de marzo, promete buena actividad.
En Villa Gesell este mes auspicia un éxito en puerta; sucede que en la localidad balnearia enero es el mes de la juventud revoltosa y febrero la época de las familias. Incluso Cocco adelanta que tienen hecho un cálculo por el cual el ingreso per cápita pasaría a ser de $ 520 por día.
Distinto es el caso de Pinamar, donde los empresarios esperan “remarla” en las semanas venideras. La expectativa común está puesta en el fin de semana largo de carnaval, cuando es posible alcanzar cifras récords de ocupación.
Es decir: si bien todos concuerdan en que la temporada fue “muy buena”, parece que no fue “extraordinaria”. Las cámaras coinciden en que los números que manejan son similares a los del verano pasado, lo cual es positivo.
En Mar del Plata, Palena destaca que “quizás fue mejor que el año anterior porque comenzó cuatro o cinco días an-tes”. Asimismo puntualiza “que el cuarto fin de semana de enero la ocupación fue del ciento por ciento”. Hasta el momento, febrero cumple con las expectativas.