Agentes ingresaron «con municiones reales» al local Lindt donde el iraní Man Monis mantuvo a decenas de personas cautivas; algunos salieron heridos, no confirman si hubo muertos.
«La toma de rehenes terminó». Con estas palabras, y en medio de mucha confusión, la Policía de New South Wales, Australia, dio por concluido el secuestro de personal y clientes de la cafetería Lindt, en Sydney, después de más de 16 horas dramáticas. No dieron detalles hasta el momento sobre posibles muertos o heridos.
Antes, en medio de una ráfaga de detonaciones, policías fuertemente armados irrumpieron en el interior de una cafetería de Sydney donde un hombre armado, identificado como Man Monis, tenía a varios rehenes.
La policía se abalanzó sobre el negocio poco después de que se observó que cinco o seis rehenes salieron corriendo del Lindt Chocolat Cafe, situado en Martin Place, una plaza peatonal del barrio financiero en el centro de Sydney.
Según imágenes televisivas, los agentes ayudaron a algunas personas heridas o en estado de shock a salir del lugar. También se escucharon varios disparos desde dentro del lugar.
La policía confirmó que utilizó municiones reales en el operativo. Además, ingresaron a un robot que se utiliza para desactivar bombas.
El secuestrador fue identificado por la policía como Man Monis de 49 o 50 años, un iraní que viajó a Australi en 1996 como refugiado que tiene antecedentes penales. Fue acusado de cómplice en el asesinato de su ex mujer y también por agresiones sexuales. Además, fue condenado por enviar cartas con contenido agresivo a las familias de dos soldados australianos que murieron peleando en el exterior. Por esta causa estaba en libertad bajo fianza.
«Este es un individuo fuera de lo común. Esto no se trata de un hecho de terrorismo o un acto concertado», dijo su ex abogado, Manny Conditsis, en declaraciones a la Australian Broadcasting Corp.
«Su ideología es tan fuerte y tan poderosa que nubla su visión en cuanto a sentido común y objetividad», agregó.
El hombre armado mantiene a varias decenas de personas como rehenes tras tomar la popular cafetería alrededor de las 9.30 hora local (20.30 de ayer en la Argentina).
Tras siete horas en cautiverio, cinco rehenes -tres hombres y dos mujeres- habían logrado salir del lugar, sin que quedara claro si había escapado o había sido liberados.
Las Fuerzas de Seguridad australianas se desplegaron desde que comenzó la toma de rehenes. Policías y miembros de la brigada de desactivación de explosivos también rodean el lugar.
Negociadores de la Policía australiana ha contactado en varias ocasiones y «de varias maneras» con el asaltante, y aseguran que persiguen resolver el secuestro de forma pacífica.
«Claramente un ataque de represalia es algo que no debe suceder. En este momento necesitamos que todos se calmen», dijo el comisionado de la Policía del estado de Nueva Gales del Sur, Andrew Scipione.
«Nuestro único objetivo esta noche y en lo que demore es hacer que esas personas que están actualmente atrapadas en ese edificio salgan a salvo», añadió el Scipione.
Agencias EFE y AP